El consumo de contenido relacionado con asesinos en serie ha cobrado una notable popularidad en todo el mundo, manifestándose en películas, series de crímenes reales, vídeos cortos y artículos que detallan crímenes, investigaciones y biografías de los implicados. Un estudio reciente llevado a cabo por sociólogos de la Universidad Nacional de Investigación de la Escuela Superior de Economía (HSE) en Rusia ha arrojado luz sobre las motivaciones detrás de este fenómeno, revelando que el interés por estas narrativas no está vinculado a un aumento de la agresividad, sino que responde a necesidades emocionales y cognitivas de los consumidores.
Motivaciones del consumo de contenido sobre asesinos en serie
Los sociólogos Abby Bentham y Kevin Haggerty argumentan que los relatos sobre asesinos en serie son percibidos como una forma de entretenimiento que permite a los espectadores experimentar emociones intensas, algo que a menudo falta en su vida cotidiana. Ryan Broll, sociólogo y filósofo canadiense, sugiere que este tipo de contenido también ofrece una vía de escape de los problemas reales que enfrentan los individuos. Sin embargo, existe preocupación en algunos sectores sobre si esta obsesión podría fomentar un aumento de la violencia en la sociedad.
Para investigar esta cuestión, un equipo de investigadores de la HSE, compuesto por Oksana Mikhailova, Darya Osokina, Lev Lyubich y Ekaterina Gulina, realizó una serie de entrevistas en profundidad con 26 jóvenes de entre 18 y 36 años provenientes de 14 ciudades rusas. Las entrevistas se centraron en los tipos de contenido sobre asesinos en serie que les interesaban, cómo lo descubrían y qué consideraciones tenían al elegir películas, vídeos o podcasts relacionados.
Los resultados del estudio revelan que el interés en este contenido no proviene de un deseo de presenciar violencia, ni provoca un deseo de cometer actos violentos en la vida real. En cambio, se identificaron dos tipos de motivaciones que impulsan el consumo de este tipo de medios: las motivaciones cognitivas y emocionales. Las motivaciones cognitivas están relacionadas con el deseo de comprender los motivos detrás de las acciones de los criminales, conectando sus actos con traumas infantiles y problemas psicológicos. Por su parte, las motivaciones emocionales están asociadas a la búsqueda de experiencias intensas, que a menudo compensan la falta de emoción en la vida cotidiana.
Oksana Mikhailova, investigadora del Centro de Investigación sobre la Infancia Moderna en la HSE, enfatiza que el interés por las historias de asesinos en serie no refleja una sublimación de la crueldad. Los entrevistados no justifican las acciones de los criminales; al contrario, expresan que tales crímenes deben ser prevenidos. Este interés, en última instancia, se deriva de la curiosidad y la necesidad de experiencias nuevas, lo que podría abrir la puerta a enfoques psicológicos para ayudar a los jóvenes que atraviesan situaciones de estrés o una falta de satisfacción emocional.
Más información: Ekaterina Gulina et al, Why young adults consume media content about serial killers: Evidence from Russia, Crime, Media, Culture: An International Journal (2024). DOI: 10.1177/17416590241290434
