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La estrategia de distracción industrial: cómo Coca-Cola manipula la investigación sobre la obesidad

In Sin categoría
enero 15, 2025

La manipulación de la verdad en el ámbito empresarial se ha convertido en un fenómeno alarmante, como lo demuestra un reciente estudio titulado «Distracción Industrial», que será publicado en la revista Philosophy of Science en enero. Este trabajo, elaborado por el filósofo David Freeborn de la Universidad Northeastern y Cailin O’Connor de la Universidad de California en Irvine, pone de relieve cómo las grandes corporaciones pueden financiar investigaciones que, aunque científicamente rigurosas, tienen el objetivo de desviar la atención del público de los efectos nocivos de sus productos.

Un ejemplo destacado en el estudio es el de Coca-Cola, que invirtió en estudios que promovían los beneficios del ejercicio físico en la salud y su relación con enfermedades relacionadas con la dieta. La compañía ayudó a financiar la Global Energy Balance Network, una organización sin fines de lucro estadounidense que fue criticada por enfatizar la conexión entre la obesidad y la falta de actividad física, desviando así la atención de la relación entre el consumo de bebidas azucaradas y el aumento de peso.

La estrategia de la distracción

Los autores del estudio argumentan que el propósito de Coca-Cola era claramente uno de «distracción»: desviar a la opinión pública y a los legisladores de considerar las bebidas azucaradas como un factor clave en la obesidad, trasladando el foco hacia estilos de vida sedentarios. Esta táctica no es exclusiva de la industria de las bebidas azucaradas. La industria tabacalera, por ejemplo, ha empleado estrategias similares al financiar investigaciones que sembraban dudas sobre la relación entre el tabaco y enfermedades como el cáncer de pulmón.

Freeborn señala que la noción de «distracción industrial» plantea interrogantes sobre la definición de la desinformación. Tradicionalmente, se considera desinformación a información falsa, pero el estudio sugiere que incluso investigaciones legítimas pueden resultar engañosas si se utilizan con el fin de confundir al público. Esta confusión se agrava cuando diferentes industrias financian estudios con resultados contradictorios, lo que dificulta que los consumidores tomen decisiones informadas sobre su salud.

Un ejemplo de esta dinámica se observa en la lucha entre la industria de las bebidas azucaradas y la de productos lácteos en el Reino Unido, donde ambas partes intentaron dirigir la narrativa sobre la obesidad a través de investigaciones selectivas. La consecuencia de estas maniobras es un entorno de confusión que impide a los consumidores entender los verdaderos riesgos asociados a ciertos productos.

Freeborn también subraya que algunas formas de distracción industrial van más allá de la confusión, llegando a constituir un engaño deliberado. La industria tabacalera, a sabiendas de los peligros asociados al tabaco, financió investigaciones sobre otras causas de enfermedades pulmonares, como la exposición al asbesto, con el objetivo de desviar la atención de su propio papel en la crisis de salud pública.

El estudio propone ciertas medidas para proteger al público contra la distracción industrial, como la asignación de financiación para investigaciones a través de un sistema de lotería y la obligación de las empresas de declarar los daños que causan sus productos al presentar los resultados de estudios que apoyan financieramente. Sin embargo, Freeborn admite que no existe una solución perfecta, ya que la investigación científica depende en gran medida de la financiación industrial, y la eliminación total de esta financiación no es viable en la actualidad.

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