Donald Trump fue investido como el 47º presidente de los Estados Unidos en una ceremonia que, además de su significado político, generó atención mediática por la vestimenta de la primera dama, Melania Trump, en especial por un sombrero que ha suscitado numerosas especulaciones.
Uno de los momentos más comentados fue el beso que el presidente intentó dar a su esposa, que resultó en un torpe «beso al aire» en su mejilla justo antes de prestar juramento. Esta situación ha alimentado debates sobre las tensiones en su matrimonio, que ya han sido objeto de atención debido a escándalos y comportamientos incómodos entre la pareja en el pasado.
La razón detrás de este fallido beso parece ser el sombrero de ala ancha que Melania Trump llevaba, diseñado por Eric Javits. Este accesorio, que evocaba un estilo entre la elegancia de Audrey Hepburn y una cloche ominosa, dificultó que su marido pudiera acercarse lo suficiente para un beso tradicional. Javits expresó su honor por vestir a la primera dama, destacando cómo su formación artística le permite crear diseños que realzan la belleza de quien los lleva.
Durante la ceremonia, incluso el ex presidente Joe Biden tuvo dificultades para interactuar con Trump a causa del gran ala del sombrero, lo que generó un ambiente de curiosidad y risas en las redes sociales. En comparación con la elección de vestuario de Melania en la inauguración anterior, donde lució un vestido de cachemira azul diseñado por Ralph Lauren, esta vez optó por un abrigo de seda de lana en azul marino y una blusa de seda marfil, todo creado por el diseñador estadounidense Adam Lippes.
La atención hacia el sombrero de Melania no solo se debió a su estilo, sino también a un momento peculiar durante la ceremonia en el que Trump olvidó colocar su mano izquierda sobre la Biblia al prestar juramento, un gesto simbólico que representa el compromiso con la verdad y la justicia bajo la Constitución. Curiosamente, fue Melania quien sostuvo la Biblia durante este momento, lo que ha llevado a especulaciones sobre la legitimidad de la ceremonia, aunque la Constitución no especifica que el presidente deba colocar su mano sobre la Biblia para que el juramento sea válido.
En este contexto, la interacción entre Melania y Donald Trump, acentuada por el sombrero, ha llevado a una proliferación de memes y bromas en las redes sociales, convirtiendo un evento político solemne en un espectáculo mediático. La vestimenta de la primera dama no solo ha sido un tema de conversación, sino que también ha eclipsado en cierta medida el propio discurso de su esposo, generando un debate más amplio sobre el papel de la moda en la política estadounidense.
