Una brillante bola de fuego surcó el cielo sobre montañas, glaciares y bosques de abetos cerca de la localidad de Revelstoke, en Columbia Británica, Canadá, la noche del 31 de marzo de 1965. Fragmentos de este meteorito, descubiertos por tramperos de castores, cayeron sobre un lago. Una capa de hielo los salvó de las profundidades y permitió a los científicos vislumbrar el nacimiento del sistema solar. Casi 60 años después, la misión OSIRIS-REx de la NASA regresó del espacio con una muestra de un asteroide denominado Bennu, similar al que hizo llover rocas sobre Revelstoke. Nuestro equipo de investigación ha publicado un análisis químico de estas muestras, proporcionando información sobre cómo algunos de los ingredientes para la vida pudieron haber llegado a la Tierra.
Nacidos en los años que rodean la caída del meteorito de Revelstoke, hemos pasado nuestras carreras en las colecciones de meteoritos del Smithsonian Institution en Washington D.C. y el Natural History Museum en Londres. Desde hace casi dos décadas, nos unimos al equipo de la misión OSIRIS-REx de la NASA, que tenía como objetivo enviar una nave espacial para recolectar y devolver una muestra de asteroide a la Tierra. Tras la llegada de estas muestras el 24 de septiembre de 2023, nos adentramos en una historia de roca, hielo y agua que sugiere cómo pudo haberse formado la vida en nuestro planeta.
Los condritos CI y el asteroide Bennu
Los asteroides como Bennu son objetos rocosos o metálicos que orbitan alrededor del Sol. Los meteoritos son piezas de asteroides y otros objetos extraterrestres que sobreviven a la intensa caída hacia la superficie terrestre. Nuestro interés se centra en estudiar asteroides similares a un conjunto de meteoritos llamados condritos, cuyos componentes se formaron en una nube de gas y polvo en el amanecer del sistema solar hace miles de millones de años. El meteorito de Revelstoke pertenece al grupo de los condritos CI, cuyas composiciones son prácticamente idénticas a la composición de los elementos que se encuentran en la capa más externa del Sol. Esto convierte a los condritos CI en cápsulas del tiempo químicamente inalteradas que nos permiten conocer el sistema solar primitivo.
Los condritos CI son ricos en arcilla y se formaron cuando el hielo se fundió en un asteroide antiguo, alterando la roca. Además, contienen moléculas orgánicas prebióticas, algunas de las cuales son bloques de construcción para la vida. Esta combinación de roca, agua y compuestos orgánicos es una de las razones por las que OSIRIS-REx eligió muestrear el asteroide rico en orgánicos Bennu, donde se podrían encontrar agua y compuestos esenciales para el origen de la vida.