Recientemente, dos senadores estadounidenses han expresado su fuerte desaprobación hacia la directiva del gobierno de Sudáfrica, que exige a Taiwán trasladar su Oficina de Enlace de Pretoria a Johannesburgo. Esta decisión ha generado un nuevo capítulo en la ya tensa relación diplomática entre Sudáfrica y Estados Unidos, en un contexto donde el reconocimiento internacional de Taiwán sigue siendo un tema delicado.
El año pasado, el Departamento de Relaciones Internacionales y Cooperación (Dirco) de Sudáfrica comunicó a Taiwán que debía reubicar su oficina, argumentando que el país no reconoce a Taiwán como un estado soberano, sino como parte inalienable de la República Popular China. La fecha límite para este traslado se acerca, lo que ha reavivado el debate sobre la política exterior de Sudáfrica y su alineación con China.
Reacciones en el Senado de EE. UU.
El senador republicano Ted Cruz ha sido uno de los críticos más vocales, afirmando en la plataforma social X que Sudáfrica está “haciendo todo lo posible por alienar a Estados Unidos y a nuestros aliados”. Cruz ha manifestado su intención de utilizar su posición como presidente del subcomité de África en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado para investigar las decisiones de Sudáfrica que considera preocupantes.
Por su parte, la senadora Marsha Blackburn ha instado a Estados Unidos a intervenir y “hacer frente a Sudáfrica”. En un mensaje en X, Blackburn sugirió que si Sudáfrica colabora con el Partido Comunista Chino para presionar a Taiwán, Estados Unidos debería considerar serias consecuencias, como la posible exclusión de Sudáfrica del programa de comercio AGOA (African Growth and Opportunity Act).
La senadora Blackburn ha reiterado su postura, afirmando que “Estados Unidos no debe proporcionar beneficios comerciales a países que priorizan la influencia china sobre las asociaciones democráticas”. Esta postura ha sido respaldada por otros senadores, como Tom Cotton, quien también ha expresado su apoyo a Taiwán y ha calificado la actitud de Sudáfrica como “profundamente perturbadora e inapropiada”.
Desde el gobierno sudafricano, se ha rechazado la idea de que China esté influyendo en su política exterior. Chrispin Phiri, portavoz del Dirco, ha defendido la independencia de la política exterior de Sudáfrica, recordando que la decisión de cortar lazos diplomáticos con Taiwán se tomó en 1997 y se implementó en 1998, en consonancia con las resoluciones de la ONU.
Phiri ha subrayado que “sugestionar que, al igual que el estado del apartheid, deberíamos comportarnos de manera rebelde e ignorar las resoluciones de la ONU es profundamente desafortunado”. Esta defensa de la soberanía sudafricana resalta la complejidad de las relaciones internacionales en un mundo donde las alianzas y las presiones geopolíticas son cada vez más evidentes.