
El fabricante japonés Honda ha decidido realizar una notable inversión de más de 1.000 millones de dólares en su planta de ensamblaje ubicada en Marysville, Ohio, lo que marca un cambio significativo en su estrategia de producción. Tradicionalmente, Honda ha iniciado sus innovaciones en Japón antes de expandirlas a sus instalaciones en el exterior. Sin embargo, esta vez, la evolución de su producción se centrará en Estados Unidos, en un momento en que la administración de Biden impulsa la reubicación de industrias en el país.
Entre las mejoras más destacadas de esta inversión se encuentra la instalación de seis «giga prensas», conocidas por su uso en la fabricación de vehículos eléctricos por parte de Tesla, así como la implementación de un nuevo sistema de manufactura para las carcasas de baterías de vehículos eléctricos. Este hub de producción de vehículos eléctricos (EV) en Ohio se posicionará como la base principal para las operaciones globales de Honda, permitiendo la fabricación de vehículos tradicionales, híbridos y eléctricos en la misma línea de ensamblaje.
Un enfoque hacia la sostenibilidad
La planta de Marysville, que actualmente produce varios modelos de Honda y Acura, tiene como objetivo alcanzar una capacidad de producción de aproximadamente 220.000 vehículos anuales. Esto incluye la introducción de un nuevo crossover eléctrico, el Acura RSX, que será el primer modelo completamente eléctrico de la marca. Además, la planta de Honda en Anna, Ohio, se encargará de la producción de baterías de aluminio para estos vehículos, lo que refuerza el compromiso de Honda con la sostenibilidad y la reducción de su huella ambiental.
Esta transición hacia los vehículos eléctricos no es solo un cambio en la oferta de productos, sino que también implica un replanteamiento profundo de los procesos de manufactura. Honda ha descrito esta fase como su «segunda fundación», donde se busca no solo adaptarse a las exigencias del mercado actual, sino también liderar en términos de responsabilidad ambiental. La compañía tiene como meta ambiciosa alcanzar la neutralidad de carbono para 2050, un objetivo que implica una revalorización de los materiales utilizados en la producción y un esfuerzo por reciclar y reutilizar recursos de manera efectiva.
Con una estrategia que incluye la producción de vehículos de cero emisiones exclusivamente para 2040, Honda se alinea con una tendencia global que desafía a muchos otros fabricantes automotrices que han optado por posponer o retirar sus objetivos de sostenibilidad. Este enfoque proactivo en la innovación y la responsabilidad ambiental podría servir como modelo para otras empresas en la industria, especialmente en un contexto donde las tensiones comerciales y las políticas proteccionistas están en aumento.
En resumen, la elección de Ohio como centro de estas innovaciones no solo refleja un compromiso con la manufactura local en Estados Unidos, sino que también evidencia un entendimiento más profundo de las dinámicas globales actuales, donde la sostenibilidad y la adaptabilidad son clave para el éxito a largo plazo. La capacidad de Honda para reinventarse en un entorno tan competitivo es un testimonio de la resiliencia y la visión estratégica que han caracterizado a la empresa a lo largo de su historia.