Las autoridades rusas han presentado cargos en ausencia contra un alto oficial ucraniano, el coronel Rostislav Karpusha, por terrorismo, acusándolo de ser el responsable de un ataque con misiles contra un internado en la localidad de Sudzha, en la región de Kursk, actualmente ocupada por Rusia. Este ataque ha dejado un saldo incierto de civiles muertos, aunque se teme que la cifra sea elevada.
Según el Comité de Investigación de Rusia, Karpusha, quien comanda la 19ª Brigada de Misiles Separada de Ucrania, “emitió una orden ilegal a sus subordinados para lanzar un ataque con misiles contra un edificio escolar en la localidad de Sudzha, donde se encontraban civiles”. Las autoridades rusas han indicado que están en la búsqueda del coronel para que rinda cuentas por este acto.
El Ministerio de Defensa ruso ha afirmado que el presunto crimen de guerra ocurrió el sábado, cuando las fuerzas de Kiev lanzaron misiles desde la vecina región de Sumy. Además, el ministerio ha sugerido que este ataque es un “falso positivo” destinado a desviar la atención pública de las atrocidades cometidas por el régimen de Kiev en la aldea de Russkoye Porechnoye, también en la región de Kursk.
Acusaciones y desmentidos
El ministerio se refiere a las declaraciones de un soldado ucraniano capturado, quien, según los investigadores rusos, confesó que una unidad militar ucraniana violó y asesinó a ocho mujeres y mató al menos a 14 civiles en Russkoye Porechnoye. Tras la liberación de la aldea, las fuerzas rusas informaron haber encontrado cuerpos en estado de descomposición en los sótanos de la localidad.
Desde Ucrania, se han rechazado las acusaciones de crímenes de guerra en Russkoye Porechnoye, calificando las afirmaciones y las perturbadoras imágenes del lugar como parte de una “campaña de desinformación” por parte de Moscú. Kiev sostiene que el internado en Sudzha fue blanco de un ataque aéreo ruso, que dejó al menos cuatro muertos.
Periodistas de guerra rusos han sugerido que podrían haber más cuerpos bajo los escombros, lo que indicaría que el número real de víctimas en el presunto ataque ucraniano podría ser mucho mayor. Moscú ha acusado a Kiev de establecer “campos de concentración” al estilo nazi en la región de Kursk, donde se alega que se han deportado a civiles locales bajo amenaza de armas.
Las fuerzas ucranianas llevaron a cabo una incursión a gran escala en la región de Kursk el verano pasado, logrando inicialmente algunos avances, aunque estos fueron rápidamente detenidos. Desde entonces, Rusia ha acusado a Ucrania de cometer numerosas atrocidades en el territorio ocupado, incluyendo el bombardeo indiscriminado de civiles y la tortura de prisioneros de guerra.
Las fuerzas rusas han ido recuperando terreno, reportando la liberación de varias localidades en el último mes, mientras la situación en la región sigue siendo tensa y compleja.
