El 2 de marzo de 2025, el módulo lunar privado Blue Ghost, desarrollado por Firefly Aerospace, logró un aterrizaje exitoso en la superficie de la Luna, marcando un hito significativo en la exploración espacial. Este acontecimiento no solo representa un avance para la empresa estadounidense, sino que también subraya el creciente papel de la iniciativa privada en la exploración del espacio, en el contexto de una nueva era de competencia entre empresas en el sector aeroespacial.
El Blue Ghost, que transportaba un taladro, un vacío y otros experimentos para la NASA, realizó su descenso desde la órbita lunar de manera autónoma, aterrizando en las laderas de un antiguo domo volcánico en la parte noreste de la cara visible de la Luna. La confirmación del aterrizaje fue recibida en la sala de control de la misión ubicada en las afueras de Austin, Texas, a más de 360,000 kilómetros de distancia.
Will Coogan, ingeniero jefe de Firefly, celebró el éxito del aterrizaje: «Ustedes han logrado aterrizar. Estamos en la Luna». Con este logro, Firefly se convierte en la primera empresa privada en aterrizar un módulo en la Luna sin incidentes, superando incluso a algunas naciones que han enfrentado fracasos en sus intentos de exploración lunar.
Un paso hacia la economía lunar
El Blue Ghost, cuyo nombre proviene de una especie rara de luciérnagas de EE.UU., tiene una altura de 2 metros y un ancho de 3.5 metros, lo que le proporciona una notable estabilidad. La nave fue lanzada a mediados de enero desde Florida y transportaba diez experimentos para la NASA, que pagó 101 millones de dólares por la entrega y 44 millones adicionales por la carga científica y tecnológica. Este es el tercer vuelo bajo el programa de entrega lunar comercial de la NASA, diseñado para fomentar una economía lunar competitiva antes de que los astronautas regresen a la Luna en esta década.
Ray Allensworth, uno de los responsables de la misión, indicó que el módulo evitó obstáculos como rocas durante el aterrizaje. Aunque todavía se están analizando los datos para determinar la ubicación exacta del Blue Ghost, los indicios sugieren que aterrizó dentro de la zona objetivo de 100 metros en el Mare Crisium. Las demostraciones de los experimentos a bordo deberían tener un tiempo de funcionamiento de dos semanas, antes de que el día lunar termine y el módulo se apague.
Entre los experimentos que lleva el Blue Ghost se encuentran un taladro para medir la temperatura a profundidades de hasta 3 metros, así como un dispositivo diseñado para eliminar el polvo lunar, un problema conocido que afectó a los astronautas del programa Apollo. Durante su viaje, la nave envió imágenes impresionantes de la Tierra, y una vez en órbita lunar, capturó detalladas fotografías de la superficie lunar y realizó un seguimiento de señales de los sistemas de navegación GPS estadounidense y Galileo europeo, un avance prometedor para futuras misiones.
La exitosa misión del Blue Ghost ha abierto la puerta a un aumento en la actividad comercial lunar, con dos módulos más en camino. Uno de ellos, desarrollado por Intuitive Machines, se prevé que aterrice el próximo jueves, buscando un sitio más cercano al polo sur lunar. Este nuevo interés comercial se da en un contexto donde la NASA se ha comprometido a mantener un ritmo de dos aterrizajes privados anuales, reconociendo que algunas misiones inevitablemente fallarán. La agencia espacial ha expresado que este enfoque permitirá un aumento significativo en la ciencia y la exploración espacial.
La evolución del programa lunar comercial representa un cambio de paradigma respecto a las antiguas misiones Apollo, que contaban con enormes presupuestos y la experiencia de astronautas altamente entrenados. En contraste, las empresas privadas deben operar con limitaciones presupuestarias y utilizar naves robóticas que deben aterrizar por sí solas, lo que añade un nivel de complejidad a estas misiones. Jason Kim, CEO de Firefly, destacó que todo salió como estaba previsto y que, por fin, han dejado huellas de polvo lunar.
