
Un nuevo estudio llevado a cabo por arqueólogos de la Universidad de Bournemouth ha desafiado la narrativa histórica en torno a un famoso sitio arqueológico británico, el fortín de la Edad de Hierro de Maiden Castle, en Dorset. Tradicionalmente considerado un cementerio de guerra relacionado con la conquista romana de Gran Bretaña, las investigaciones recientes sugieren que las muertes de los individuos allí enterrados no ocurrieron en un único evento catastrófico, sino a lo largo de varias generaciones, en episodios de violencia que abarcan desde finales del siglo I a.C. hasta principios del siglo I d.C.
Reevaluación de las evidencias
El trabajo, publicado en el Oxford Journal of Archaeology, se basa en un nuevo programa de datación por radiocarbono que ha permitido a los investigadores concluir que las personas que fueron enterradas en el sitio no cayeron en una única batalla, como se había sugerido anteriormente. Dr. Martin Smith, profesor asociado en antropología forense y biológica, señaló que aunque la presencia de esqueletos con lesiones por armas blancas no era objeto de duda, la datación ha revelado que estas muertes se produjeron a lo largo de décadas, lo que invita a reconsiderar las circunstancias de su deceso.
El cementerio de guerra de Maiden Castle es uno de los hallazgos arqueológicos más icónicos de Gran Bretaña. Descubierto en 1936, muchos de los esqueletos presentaban evidencias claras de trauma en la cabeza y el cuerpo superior, lo que llevó a Sir Mortimer Wheeler, director de la excavación en aquel entonces, a afirmar que estas eran «las marcas de la batalla», producto de una feroz defensa del fortín contra la legión romana. Esta narrativa, tan profundamente enraizada en la historia británica, ha sido objeto de aceptación casi incondicional, convirtiéndose en un relato central en la «Historia de la Isla».
Sin embargo, los hallazgos recientes indican que las muertes fueron el resultado de conflictos internos entre tribus britanas, y no de una masacre perpetrada por las fuerzas romanas. Dr. Miles Russell, principal académico en arqueología prehistórica y romana de la Universidad de Bournemouth, enfatiza que la interpretación de Wheeler ha perdurado durante décadas, pero la evidencia arqueológica actual sugiere que la realidad es muy diferente. “Los britanos estaban matando a otros britanos”, afirma Russell, lo que arroja luz sobre un capítulo de la historia que ha sido distorsionado.
El estudio también plantea interrogantes sobre lo que aún podría permanecer sin descubrir en Maiden Castle. Paul Cheetham, investigador visitante en la universidad, sugiere que el sitio podría haber albergado diversas culturas que coexistieron y murieron juntas, o que las prácticas funerarias estaban determinadas por complejas reglas sociales dentro de la sociedad de la Edad de Hierro. Cheetham destaca que, aunque la excavación de Wheeler fue excepcional, solo se investigó una fracción del sitio, lo que sugiere que hay un número significativo de enterramientos aún por descubrir.
Las implicaciones de este estudio no solo afectan la interpretación de Maiden Castle, sino que invitan a revisar cómo se han entendido otros cementerios arqueológicos en el Reino Unido. La interrelación de diferentes prácticas funerarias contemporáneas sugiere que los enfoques simplistas para interpretar estos sitios deben ser cuestionados, abriendo la puerta a una comprensión más compleja de la historia de Gran Bretaña y sus antiguos pueblos.