Tensiones crecientes en Los Ángeles (LA) se desataron el pasado domingo cuando miles de manifestantes salieron a las calles en respuesta al despliegue extraordinario de la Guardia Nacional por parte del presidente estadounidense Donald Trump. Este movimiento incluyó el bloqueo de una importante autopista y la quema de vehículos autónomos, mientras que las fuerzas del orden utilizaron gas lacrimógeno, balas de goma y explosivos de destello para controlar a la multitud.
El despliegue de la Guardia Nacional, que se llevó a cabo sin la solicitud del gobernador del estado, Gavin Newsom, ha sido calificado como una «grave violación de la soberanía estatal». La situación escaló rápidamente, con la policía patrullando a caballo y otros agentes en equipo antidisturbios formando una línea detrás de las tropas de la Guardia, las cuales estaban destinadas a proteger instalaciones federales, incluyendo un centro de detención donde se encuentran algunos inmigrantes.
Protestas contra la política de inmigración de Trump
Las manifestaciones, que comenzaron el viernes, se originaron en el centro de Los Ángeles y se expandieron a otras localidades como Paramount y Compton, donde la comunidad latina es predominante. La llegada de aproximadamente 300 soldados federales ha suscitado un sentimiento de ira y miedo entre los residentes, agravado por los recientes arrestos de inmigrantes en diversas zonas de la ciudad.
Durante las protestas, la policía declaró una asamblea ilegal y dispersó a muchos de los manifestantes utilizando municiones de control de multitudes. Sin embargo, aquellos que permanecieron en las calles comenzaron a construir barricadas improvisadas con sillas de un parque cercano, arrojando objetos a las fuerzas del orden. En un momento dado, algunos manifestantes bloquearon el tráfico en la autopista 101, lo que resultó en un enfrentamiento con la Patrulla de Carreteras de California.
El ambiente se tornó peligroso cuando al menos cuatro coches autónomos de Waymo fueron incendiados, generando grandes nubes de humo negro que se alzaron en el cielo. A medida que avanzaba la tarde, la policía emitió órdenes de dispersión y cerró varias calles del centro de Los Ángeles.
En respuesta a la creciente violencia, Trump se dirigió a los reporteros, afirmando que había «personas violentas» en Los Ángeles que no se saldrían con la suya. Cabe destacar que esta activación de la Guardia Nacional es la primera vez en décadas que se realiza sin la petición de un gobernador, un hecho que remite a momentos críticos en la historia de Estados Unidos, como el envío de tropas en 1965 para proteger una marcha de derechos civiles en Alabama.
Este contexto de agitación social en Los Ángeles, que ha visto un aumento en los arrestos de inmigrantes, plantea interrogantes sobre la política de inmigración del actual gobierno y su impacto en comunidades vulnerables. La situación en la ciudad continúa evolucionando, mientras las autoridades locales buscan una solución que respete tanto la seguridad pública como los derechos de los inmigrantes.
