
El Secretario de Salud y Servicios Humanos de EE.UU., Robert F. Kennedy Jr., ha decidido desmantelar un panel clave de asesores sobre vacunas, argumentando que su objetivo es «restablecer la confianza pública» en las vacunas. Sin embargo, esta decisión ha suscitado críticas entre expertos en políticas de salud, quienes advierten que podría tener el efecto contrario, es decir, aumentar la desconfianza hacia la ciencia y las agencias de salud federal.
Kennedy, conocido por su escepticismo hacia las vacunas, ha despedido a todos los miembros del Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización (ACIP), un grupo de expertos independientes que revisa datos sobre vacunas y emite recomendaciones cruciales sobre su uso. Este movimiento es parte de una serie de acciones que Kennedy ha tomado para desmantelar las normas de política de vacunación de EE.UU. establecidas durante décadas.
Consecuencias de la decisión de Kennedy
Expertos en salud pública como Lawrence Gostin, profesor de derecho de salud pública, han manifestado su preocupación de que estas acciones socavan la confianza en el proceso regulatorio de las vacunas, lo que podría llevar a una disminución de las tasas de inmunización en EE.UU. y hacer a la nación menos capaz de enfrentar brotes de enfermedades prevenibles por vacunación.
Además, Kennedy ha dejado de recomendar las vacunas contra el Covid-19 para niños sanos y mujeres embarazadas sanas, lo que ha provocado un descontento considerable en la comunidad médica y científica. La decisión de despedir al ACIP podría dar lugar a un nuevo panel que comparta sus puntos de vista críticos sobre las vacunas, lo que podría resultar en recomendaciones que pongan más énfasis en los riesgos en lugar de los beneficios de la vacunación.
La falta de un calendario claro para nombrar a nuevos miembros del panel ha añadido incertidumbre. Mientras tanto, el ACIP tiene programada una reunión para finales de junio con nuevos miembros, cuyo perfil sigue siendo una incógnita. Esta situación ha generado temores sobre la posibilidad de que las recomendaciones futuras se vean influenciadas por una agenda más política que científica.
Desde la perspectiva de la industria farmacéutica, el impacto de estas decisiones es igualmente incierto. Analistas de Wall Street advierten que el cambio en la composición del ACIP podría representar un riesgo para fabricantes de vacunas como Pfizer, Moderna y Merck, que dependen de la aprobación y recomendación de agencias federales para sus productos. Sin embargo, algunos analistas creen que los efectos serán moderados, ya que las selecciones de Kennedy para otros puestos clave en la FDA no han mostrado una postura tan negativa como se había temido inicialmente.
En resumen, la decisión de Kennedy de reestructurar el panel de vacunación y su enfoque en la política de salud pública reflejan una tendencia hacia una mayor politización en el ámbito científico, algo que podría tener repercusiones significativas en la salud pública en EE.UU. y, potencialmente, en otros contextos donde las políticas de salud son objeto de debate y controversia.