
Navegación estelar en las polillas bogong
Cada primavera, miles de millones de polillas bogong llenan los cielos del sureste de Australia. Este fenómeno natural se produce cuando estos insectos, en un esfuerzo por escapar del calor extremo de las tierras bajas, emprenden un viaje de aproximadamente 600 millas hacia las cuevas ubicadas en los Alpes australianos. A pesar de que las polillas emergen de su etapa larval con las capacidades necesarias para realizar esta migración, los científicos aún no han desvelado cómo logran orientarse para llegar a su destino.
Recientemente, un estudio publicado en la revista científica Nature ha proporcionado nuevas pistas sobre este enigma. Investigadores han descubierto que las polillas bogong utilizan el cielo estrellado como guía durante su travesía. Eric Warrant, profesor de zoología en la Universidad de Lund en Suecia y autor del estudio, destaca la sorprendente habilidad de estos pequeños insectos para interpretar el firmamento nocturno, a pesar de tener un sistema nervioso y un cerebro de tamaño reducido. Este hallazgo sitúa a las polillas bogong en una categoría única, ya que, hasta ahora, se conocía que diversas especies de aves y humanos podían utilizar las estrellas para navegar, pero ningún otro insecto había sido documentado en este aspecto.
El proceso de investigación incluyó la captura de polillas bogong silvestres, que fueron colocadas en un simulador de vuelo en el que podían mover sus alas y girar como si estuvieran volando. Los científicos crearon un ambiente controlado que desactivó la brújula magnética interna de los insectos, permitiendo que se centraran en sus otros sentidos. Al proyectar una imagen del cielo nocturno y ajustar su rotación, los investigadores observaron que las polillas cambiaban su comportamiento de vuelo para adaptarse y establecer una nueva dirección. Sin embargo, al introducir un patrón de cielo aleatorio, las polillas mostraron signos de desorientación, lo que confirmó su dependencia de las estrellas para navegar. Adicionalmente, se realizaron mediciones de impulsos eléctricos en el cerebro de los insectos, revelando que reaccionaban más intensamente a ciertos ángulos del cielo estrellado.
Las polillas bogong, que tienen una vida aproximada de un año, pasan el verano en estado de letargo en estas cuevas y regresan a su lugar de origen una vez que las condiciones son favorables. Sin embargo, su población ha ido disminuyendo drásticamente en los últimos años, en parte debido a la sequía y los incendios forestales que azotaron Australia en 2020. Con el conocimiento adquirido sobre su capacidad de navegación, los investigadores esperan que se puedan implementar estrategias de conservación más efectivas, especialmente en relación con la contaminación lumínica que les afecta en entornos urbanos.