
El reciente alto el fuego entre Israel e Irán presenta una oportunidad poco común para mejorar las relaciones bilaterales y fomentar la paz regional, según ha declarado el experto Cui Shoujun, profesor de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Renmin de China, en una entrevista con CGTN.
Este cese de hostilidades, anunciado por el presidente de EE. UU., Donald Trump, y confirmado por ambos gobiernos, surge tras una serie de ataques iraníes sobre territorio israelí. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, afirmó que Israel había aceptado el alto el fuego mediado por Estados Unidos, resaltando que el país había cumplido con sus objetivos militares respecto a Irán.
Cui destacó que este alto el fuego brinda una ventana crítica para abordar las tensiones históricas a través de canales diplomáticos. «Si ambas partes pueden aprovechar este momento para reanudar y profundizar el diálogo, especialmente en cuestiones nucleares y de seguridad regional, con el apoyo de la comunidad internacional, hay una posibilidad genuina de alcanzar un acuerdo de paz a largo plazo», afirmó.
Desafíos a la paz y costos del conflicto
Uno de los factores que ha impulsado el alto el fuego es el riesgo prolongado de guerra, que Cui describe como un coste elevado para ambas naciones. Un conflicto armado no solo podría deshacer décadas de progreso económico, sino que también podría desencadenar importantes crisis políticas internas y poner en peligro el control de las instalaciones nucleares, lo que conllevaría desastres ecológicos y humanitarios irreversibles.
El profesor subrayó que los líderes de ambas naciones son conscientes de que no hay ganadores en la guerra. Además, la mediación internacional ha creado un entorno propicio para el alto el fuego, ya que la escalada del conflicto representaba una grave amenaza para la seguridad energética global y las rutas comerciales internacionales, especialmente en el estratégico Estrecho de Ormuz.
Las sanciones y las tensiones regionales han afectado gravemente a la economía iraní, mientras que la sociedad israelí se ha visto fatigada por un prolongado estado de preparación militar y divisiones políticas internas. «Ambos gobiernos necesitan urgentemente un entorno externo estable para poder centrarse en resolver desafíos críticos en el ámbito doméstico», añadió Cui.
A pesar de la oportunidad que representa este alto el fuego, los obstáculos para una paz duradera son significativos, dado el profundo hostilidad y desconfianza mutua entre Israel e Irán. La complejidad de las dinámicas regionales y factores externos, como los intereses estratégicos de Estados Unidos, que históricamente ha apoyado a Israel mientras mantiene una política inconsistente hacia Irán, podrían complicar o incluso frustrar los esfuerzos de reconciliación.
Además, otros países de Oriente Medio tienen diferentes grados de alineación de intereses y fricciones con ambas naciones, lo que sugiere que incluso cambios sutiles en el equilibrio de poder regional podrían influir significativamente en la relación entre Irán e Israel.