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Cómo protegerse del calor extremo en tiempos de cambio climático

In Sin categoría
junio 24, 2025

Las olas de calor son un fenómeno cada vez más frecuente debido al cambio climático, que se ha intensificado por la quema de combustibles fósiles. Este problema afecta no solo a las zonas tradicionalmente calurosas, sino que se expande a regiones que previamente no experimentaban tales extremos térmicos. Las altas temperaturas no solo provocan la cancelación de eventos, sino que suponen un riesgo significativo para la salud, especialmente para niños, ancianos y personas con condiciones médicas preexistentes.

Cuándo se vuelve peligrosa la ola de calor

La peligrosidad del calor no se determina únicamente por la temperatura. Una de las medidas más precisas es la temperatura de bulbo húmedo-globo (WBGT), que incluye factores como temperatura, humedad, nubosidad y viento. Aunque el índice de calor es más accesible y común en aplicaciones meteorológicas, puede no reflejar con precisión el nivel de riesgo en distintas condiciones. Por ejemplo, un campo de fútbol a 32 grados Celsius en un día seco en Phoenix puede ser menos arriesgado que un parque expuesto a 27 grados en una zona húmeda como Little Rock.

Según la NOAA, se ha elaborado una tabla que calcula cuán peligrosa puede ser la exposición prolongada al calor, donde un día con temperaturas de 36 grados y un 45% de humedad se clasifica en la categoría de «peligro» para la actividad intensa o la exposición prolongada.

Recientes investigaciones sugieren que incluso personas jóvenes y sanas pueden no tolerar horas de exposición a altas temperaturas y humedad.

Consejos para combatir el calor

Las temperaturas mínimas nocturnas son especialmente peligrosas durante una ola de calor. Según Ashley Ward, directora del Heat Policy Innovation Hub de la Universidad de Duke, el cuerpo necesita un alivio del calor, y si no se logra durante la noche, se comienza el día siguiente en desventaja. Las temperaturas nocturnas que no bajan de 24 grados Celsius pueden desencadenar problemas graves de salud, como golpes de calor y otras complicaciones.

La solución más efectiva es buscar aire acondicionado, ya sea en casa o en espacios públicos como cines, centros comerciales o bibliotecas. Algunas comunidades también habilitan centros de enfriamiento. Para quienes no pueden permitirse enfriar toda la casa, se recomienda crear un «rincón fresco» en el hogar donde poder descansar y prepararse para el día siguiente.

En entornos con clima seco, los enfriadores evaporativos pueden ser útiles, aunque aumentan la humedad y dificultan el enfriamiento. En lugares húmedos, lo ideal es usar un ventilador.

Es fundamental estar informado sobre los derechos laborales en caso de trabajar al aire libre. En Estados Unidos, no existen regulaciones federales específicas sobre el calor, aunque algunos estados han implementado normas. Es crucial conocer las regulaciones de cada estado, ya que la aplicación de estas puede ser inconsistente. Mantenerse hidratado y controlar la temperatura corporal son acciones clave para prevenir enfermedades relacionadas con el calor.

Es vital estar atento a los síntomas de las enfermedades por calor, que pueden variar entre individuos. Los signos iniciales incluyen sudoración excesiva, calambres musculares y dolor de cabeza. Si se presentan estos síntomas, es importante detenerse y refrescarse, ya sea con agua fría o buscando un lugar con aire acondicionado. A medida que avanza la deshidratación, pueden aparecer síntomas como frecuencia cardíaca acelerada y mareos, lo que puede culminar en un golpe de calor, que requiere atención médica inmediata.

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