
Recientemente, la política fiscal de Estados Unidos ha tomado un giro interesante con la propuesta de los republicanos de ofrecer una deducción fiscal de hasta 10,000 dólares en los intereses de préstamos para automóviles. Esta medida, parte de la denominada «One Big Beautiful Bill Act», busca cumplir una promesa de campaña del anterior presidente Donald Trump. Sin embargo, los economistas advierten que la mayoría de los hogares no se beneficiarán significativamente de esta medida.
Los republicanos en la Cámara y el Senado han planteado que los conductores puedan deducir hasta 10,000 dólares anuales por los intereses de préstamos para vehículos nuevos. No obstante, estudios indican que pocos conductores pagan intereses anuales que alcancen tal cifra. Según Jonathan Smoke, economista jefe de Cox Automotive, es «bastante raro» que un préstamo de automóvil supere los 10,000 dólares en intereses anuales, a menos que se trate de vehículos de lujo o «exóticos».
La realidad de los préstamos automovilísticos en EE.UU.
Para poder aprovechar la deducción máxima de 10,000 dólares, un préstamo tendría que ser aproximadamente de 112,000 dólares, algo que solo representa alrededor del 1% de los nuevos préstamos para automóviles, según datos de Cox Automotive. Los vehículos que suelen alcanzar esos montos incluyen marcas de renombre como Rolls-Royce, Ferrari y Bentley.
A pesar de que la intención de la medida parece positiva, la realidad muestra que la mayoría de los conductores no se encuentran en condiciones de reclamar el beneficio completo. De acuerdo con la legislación propuesta, la deducción comienza a disminuir para aquellos individuos cuyo ingreso anual supere los 100,000 dólares, y los hogares que están por debajo de este umbral probablemente no adquirirán un automóvil lo suficientemente costoso como para beneficiarse de la deducción máxima.
El promedio de un préstamo automovilístico en 2025 se sitúa en torno a los 43,000 dólares, lo que implicaría que, en el mejor de los casos, el comprador recibiría una deducción de aproximadamente 3,000 dólares en el primer año. Sin embargo, es crucial entender que esta cifra no se traduce en un beneficio directo de 3,000 dólares en efectivo, sino que se deduce del ingreso imponible, lo que en términos reales podría suponer un alivio fiscal de 500 dólares o menos en el primer año.
Este tipo de propuestas fiscales de los republicanos, aunque bien intencionadas en apariencia, parecen reflejar una desconexión con la realidad económica de la mayoría de los ciudadanos estadounidenses. En un contexto donde los precios de los automóviles continúan en aumento, y donde el acceso a vehículos de lujo se limita a una elite, la efectividad de estas políticas queda en entredicho.