
El pasado 3 de julio de 2025, la Cámara de Representantes de Estados Unidos se preparaba para votar un ambicioso paquete de recortes fiscales propuesto por el presidente Donald Trump, conocido como el «gran y hermoso proyecto de ley». Este proyecto, que ha sido objeto de intensas críticas, se enfoca en beneficiar principalmente a los hogares más adinerados del país. Según un análisis del Instituto de Política Fiscal y Económica (ITEP), se estima que el 1% más rico de los estadounidenses podría recibir un recorte fiscal promedio de aproximadamente 66,000 dólares, lo que representa un 2.4% de sus ingresos en 2026.
Particularmente, los hogares más adinerados en estados como Wyoming, Dakota del Sur y Texas se beneficiarían de recortes fiscales significativos, con algunos de ellos viendo reducciones de más de 100,000 dólares en sus facturas fiscales anuales. Este fenómeno pone de manifiesto la estructura fiscal de estos estados, que suelen tener impuestos sobre la renta personal muy bajos o inexistentes, lo que favorece aún más a los ricos.
Ventajas del proyecto para los más ricos
La legislación, que ha sido respaldada por los republicanos en el Senado, contempla más de 4 billones de dólares en recortes fiscales a lo largo de una década. Sin embargo, la mayoría de estos beneficios se concentrarán en los hogares de mayores ingresos, al tiempo que se recortan drásticamente programas de asistencia social, como Medicaid y los cupones de alimentos, que son cruciales para los ciudadanos de menores ingresos.
El núcleo de este proyecto radica en la extensión de los recortes fiscales de 2017, que fueron implementados durante el primer mandato de Trump. En términos generales, la legislación propone reducir las tasas del impuesto sobre la renta, eximir a una mayor proporción de las herencias ricas de impuestos y ofrecer deducciones fiscales a los propietarios de negocios. Estas medidas son vistas como una forma de fortalecer las estructuras económicas que favorecen a aquellos que ya poseen grandes fortunas.
Además, el proyecto limita la deducción de impuestos estatales y locales a 40,000 dólares al año, lo que podría afectar negativamente a los residentes de estados con altos impuestos, como California y Nueva Jersey. A diferencia de estos, los residentes de Wyoming, Dakota del Sur y Texas, donde los impuestos sobre la renta son prácticamente inexistentes, disfrutarían de la mayoría de los beneficios fiscales sin experimentar un impacto negativo significativo.
Varias investigaciones han indicado que los hogares más ricos serían los principales beneficiarios de este proyecto. Se estima que el 20% de los hogares más adinerados, aquellos que ganan más de 217,000 dólares al año, recibirían recortes fiscales equivalentes al 3.4% de su ingreso después de impuestos en 2026, mientras que el 20% más pobre solo recibiría un recorte del 0.8%. Esta disparidad pone de relieve las preocupaciones sobre la equidad del sistema fiscal estadounidense y el impacto que tendrá en los más vulnerables.