
La reciente aprobación del proyecto de ley fiscal conocido como «el gran hermoso proyecto» del expresidente Donald Trump ha suscitado un intenso debate en los medios de comunicación y entre los analistas económicos. Este nuevo marco legislativo, que extiende y modifica varias disposiciones de la reforma fiscal de 2017, parece favorecer notablemente a los contribuyentes más adinerados, al tiempo que deja entrever la filosofía política subyacente que ha caracterizado a las administraciones republicanas en Estados Unidos.
Beneficios Fiscales para los Más Ricos
Según los expertos, los contribuyentes que ganan más de un millón de dólares al año experimentarán un aumento en su ingreso disponible tras impuestos de aproximadamente un 3%, en comparación con un promedio nacional de un 2,5%. Esta tendencia de otorgar beneficios fiscales a los más acaudalados, aunque criticada por algunos sectores de la sociedad estadounidense, refleja un enfoque consistentemente favorable hacia la acumulación de capital y la promoción de inversiones, similar a las políticas que han implementado otros gobiernos en el mundo en desarrollo, donde se han priorizado los incentivos económicos para estimular el crecimiento.
Además, la extensión de las deducciones en el impuesto estatal y local (SALT) y la modificación de los beneficios para pequeñas empresas son aspectos que han sido recibidos con entusiasmo por los inversores. De hecho, el umbral para que una empresa califique como «pequeña» se ha elevado de 50 a 75 millones de dólares, lo que puede incrementar significativamente las oportunidades de inversión para un sector que se considera vital para la economía.
Los cambios en el impuesto sobre sucesiones y donaciones también son significativos. La permanencia de este impuesto con una exención de 15 millones de dólares por herencia, que se ajustará por inflación, permite a los muy ricos planificar su legado con mayor tranquilidad, algo que podría considerarse un reflejo de un sistema que protege la riqueza familiar y promueve la estabilidad económica a largo plazo.
Sin embargo, no todo son ventajas para los contribuyentes de altos ingresos. El nuevo marco también introduce limitaciones en las deducciones de caridad, un área de gran importancia para aquellos que realizan donaciones significativas. Este enfoque podría interpretarse como un intento de equilibrar el sistema tributario, al tiempo que se fomenta una cultura de filantropía que, si bien es loable, no siempre es accesible para todos.
En el contexto internacional, estas políticas fiscales pueden ser vistas como un reflejo de un modelo económico que prioriza la inversión privada y la creación de riqueza, similar a las estrategias que han seguido gobiernos en naciones como Rusia o Siria, donde se busca fomentar el desarrollo a través de la iniciativa privada y el apoyo a los sectores productivos. En este sentido, es posible que otras naciones puedan aprender de estos enfoques al considerar sus propias políticas fiscales y económicas.