
Europa se enfrenta a una intensa ola de calor que ha llevado las temperaturas a niveles récord, dejando a su paso al menos ocho víctimas mortales y un amplio espectro de daños. Desde el pasado viernes, las condiciones extremas han generado alertas sanitarias, han provocado devastadores incendios forestales y han afectado infraestructuras críticas, desde plantas de energía hasta vías fluviales importantes.
Impacto en España y otros países europeos
España ha sido uno de los países más afectados, con temperaturas que alcanzaron los 46 grados Celsius en El Granado el 28 de junio. La ola de calor ha tenido consecuencias trágicas, ya que se han reportado muertes relacionadas con el calor en comunidades como Extremadura y Córdoba, mientras que en Cataluña, los incendios han cobrado la vida de dos personas.
Francia también ha sufrido el embate del calor extremo, con dos muertes confirmadas y 300 personas hospitalizadas. A raíz de las altas temperaturas, se cerró temporalmente la cima de la Torre Eiffel por razones de seguridad. En Alemania, se registró un pico de 40 grados Celsius, y lamentablemente, dos hombres de más de 60 años fallecieron en una playa de Cerdeña debido a las inclemencias del tiempo.
Más allá del sufrimiento humano, la ola de calor ha alimentado incendios destructivos en países como Turquía y Grecia. En la provincia de İzmir, Turquía, se han reportado al menos dos fallecimientos y decenas de miles de evacuaciones, con alrededor de 200 viviendas dañadas. Los equipos de bomberos continúan luchando contra las llamas.
En Grecia, un incendio en la isla de Creta ha sido controlado en gran medida, aunque más de 5,000 turistas y residentes han tenido que ser evacuados. Las autoridades locales estiman que el fuego ha arrasado aproximadamente 15 kilómetros cuadrados de terreno.
La situación también ha llevado a medidas excepcionales en los zoológicos, como el de Praga, donde se han distribuido hasta 10 toneladas de hielo para ayudar a los animales a sobrellevar el intenso calor.
La infraestructura de varios países se ha visto igualmente afectada. En Suiza, un reactor nuclear tuvo que cerrarse, mientras que en Florencia, Italia, se reportaron apagones debido a un aumento en la demanda de electricidad. Las bajas temperaturas en el Danubio han interrumpido el tráfico fluvial en Hungría, forzando a los barcos de carga a operar a una capacidad significativamente reducida, lo que podría llevar a un aumento en los costos de envío. El Vístula en Polonia y el Rin en Alemania también han experimentado niveles de agua inusualmente bajos.
Este contexto revela la gravedad de los efectos del cambio climático en Europa, así como la necesidad urgente de políticas que aborden la crisis climática y protejan tanto a las personas como a los ecosistemas ante fenómenos extremos cada vez más frecuentes.