A medida que el turismo masivo amenaza destinos populares en Europa, cada vez más viajeros buscan escapadas más tranquilas. Un informe reciente de la Comisión Europea de Turismo revela que el 55% de los turistas está interesado en destinos menos conocidos, priorizando la evitación de multitudes. Esta tendencia ha llevado a múltiples localidades en Europa a prepararse para recibir visitantes, invirtiendo en prácticas sostenibles y en turismo cultural, aunque aún permanecen bajo el radar.
La compañía de viajes Intrepid, en colaboración con Globetrender, ha identificado varios de estos lugares en su lista «Not Hot List 2026», que se centra en destinos preparados para acoger a turistas, pero que aún experimentan un volumen reducido de visitantes. En este sentido, se promueve el «slow travel», que permite a los viajeros disfrutar de la naturaleza y la cultura mientras se distribuyen los beneficios del turismo de manera más equitativa.
Según Erica Kritikides, gerente de Experiencias en Intrepid Travel, “el 80% de los viajeros visita solo el 10% de los destinos turísticos del mundo”. La intención es cambiar esta dinámica, iluminando lugares que están listos para recibir visitantes y beneficiarse de su presencia.
Destinos emergentes para un turismo consciente
Entre las nuevas propuestas, destaca la isla de Vis en Croacia, un antiguo bastión militar que se abrió al turismo en 1989. A diferencia de Dubrovnik y Split, que enfrentan problemas de overtourism, Vis ha surgido como una alternativa de turismo lento en el mar Adriático. Sin paradas de cruceros ni aeropuertos, su aislamiento se convierte en una ventaja para aquellos que buscan desconectar.
En el caso de Gaziantep, Turquía, esta ciudad de la región sureste de Anatolia ofrece una rica cultura y gastronomía, con una creciente inversión en la preservación del patrimonio y nuevas rutas de viaje. Reconocida como Ciudad Creativa de la Gastronomía por la UNESCO, Gaziantep es famosa por sus mercados de especias y su exquisita baklava, lo que la convierte en un destino atractivo para quienes buscan experiencias auténticas.
Por su parte, la Via Transilvanica en Rumanía se perfila como una de las grandes rutas de senderismo en Europa. Con 1,400 kilómetros que cruzan bosques antiguos y pueblos rústicos, esta ruta, apodada el “Camino del Este”, permite a los viajeros explorar sitios declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, disfrutando de comidas tradicionales en entornos rurales.
Finalmente, Oulu, en Finlandia, ha sido nombrada Capital Europea de la Cultura 2026. Este reconocimiento le brinda la oportunidad de exhibir su innovación creativa y su rica herencia indígena Sámi. Oulu no solo ofrece un programa cultural destacado, sino también una variedad de actividades durante todo el año, desde senderismo y ciclismo en verano hasta aventuras en mar helado en invierno.
Estos destinos emergentes no solo representan una alternativa al turismo masivo, sino que además promueven un modelo de turismo más responsable, donde el respeto por la cultura local y la sostenibilidad son fundamentales. Así, se busca no solo satisfacer la curiosidad de los viajeros, sino también garantizar que las comunidades anfitrionas se beneficien de manera justa y equitativa.
