Cuicuilco: Un tesoro arqueológico en el corazón de la urbanización
En el bullicioso sur de la Ciudad de México, donde el sonido constante de las bocinas de los vehículos es la norma, se alza Cuicuilco, un sitio arqueológico que fue el núcleo de una civilización antigua próspera. En la cima de su pirámide circular, aún se rinde homenaje a un dios del fuego prehispánico, aunque hoy en día está rodeado de edificios y centros comerciales. Evangelina Báez, quien visitó el lugar con sus hijas, expresó su asombro: “Esto es increíble. En medio de tanta urbanización, todavía hay este remanso de paz”.
La visita de Báez formó parte de un programa de recorridos mensuales organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Esta institución no solo se encarga de la supervisión de los sitios arqueológicos y museos en México, sino que también protege el patrimonio cultural del país, restaurando monumentos dañados y revisando proyectos de construcción para asegurar que no perjudiquen los restos arqueológicos. Los historiadores y arqueólogos del INAH lideran estas excursiones, ofreciendo al público la oportunidad de explorar rincones menos conocidos de la historia mexicana, con un costo de aproximadamente 260 pesos (15 dólares).
El nombre Cuicuilco proviene del náhuatl y se traduce como “el lugar donde se hacen canciones y danzas”. Sin embargo, el nombre preciso de sus habitantes es desconocido, ya que la ciudad floreció durante la era preclásica, entre los años 400 y 200 a.C., y hay pocos vestigios que permitan profundizar en su historia. Según el arqueólogo Pablo Martínez, este sitio nunca fue olvidado, pues incluso tras su declive, las comunidades de Teotihuacán acudieron aquí para realizar ofrendas. Aunque hoy se percibe como un rincón tranquilo en medio del bullicio de la ciudad, Martínez señala que la población de Cuicuilco pudo haber alcanzado los 40,000 habitantes, y lo que se observa en la actualidad es solo una pequeña parte de su antigua grandeza, principalmente la base piramidal que se utilizó para rituales relacionados con la fertilidad, sugiriendo que se ofrecían objetos perecederos como maíz, flores y semillas a los dioses.
La labor del INAH va más allá de la preservación, ya que busca fomentar el interés por la rica historia de México entre sus ciudadanos. Con alrededor de 130 recorridos anuales en el centro de la Ciudad de México, los visitantes tienen la oportunidad de descubrir no solo Cuicuilco, sino también otros sitios que reflejan la diversidad cultural del país, como el mercado de La Merced y los canales de Xochimilco. Estas iniciativas permiten que el público se acerque a sociedades que, aunque distantes en el tiempo, siguen influyendo en la identidad mexicana contemporánea.
