Las recientes restricciones impuestas por China sobre la exportación de tierras raras han suscitado una preocupación creciente en el ámbito de la defensa estadounidense. Estas medidas, anunciadas por el Ministerio de Comercio chino el 9 de octubre, tienen como objetivo limitar la disponibilidad de estos materiales cruciales para el desarrollo de tecnologías militares. De este modo, el presidente Xi Jinping se posiciona con una notable ventaja en las negociaciones comerciales con Estados Unidos, lideradas por Donald Trump.
Las restricciones son las primeras que Beijing impone específicamente al sector de defensa, lo que según Gracelin Baskaran, experta en minerales críticos del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, podría debilitar la base industrial de defensa de Estados Unidos en un contexto global de creciente tensión. Este movimiento se presenta como una táctica de negociación poderosa, dado que ataca directamente a la seguridad nacional estadounidense.
Los imanes de tierras raras son componentes vitales en sistemas de armas estadounidenses, como el avión de combate F-35 y los submarinos de clase Virginia y Columbia, entre otros. La dependencia de Estados Unidos de estos materiales es alarmante, ya que China controla aproximadamente el 60% de la minería y más del 90% del procesamiento a nivel mundial, según la Agencia Internacional de Energía.
Impacto en la economía estadounidense
La imposición de licencias de exportación para productos que contengan tierras raras procesadas en China, incluso en cantidades mínimas, podría tener repercusiones significativas en la economía de Estados Unidos. La industria de defensa, los semiconductores y los vehículos eléctricos serían los sectores más afectados. Esto ha llevado a un aumento en las acciones de empresas estadounidenses dedicadas a la minería de tierras raras, en anticipación a posibles acuerdos que la administración Trump podría establecer para asegurar una cadena de suministro nacional.
La respuesta del presidente Trump ha sido contundente, anunciando aranceles del 100% sobre productos chinos a partir del 1 de noviembre, lo que podría llevar a un corte efectivo del comercio entre las dos mayores economías del mundo. Esta escalada en las tensiones comerciales podría reavivar un conflicto que había estado relativamente calmado en los últimos meses.
Se espera que Trump y Xi se reúnan en la cumbre de la Cooperación Económica Asia-Pacífico que tendrá lugar en Seúl, Corea del Sur, lo que podría abrir la puerta a un diálogo que, aunque incierto, podría llevar a una extensión indefinida de la pausa en la escalada de aranceles alcanzada en mayo. Sin embargo, la falta de claridad en la estrategia de Beijing añade un factor de riesgo que podría complicar aún más la situación comercial.
