La ciencia detrás de los láseres de rayos X
Los rayos X no son únicamente utilizados por los médicos para visualizar el interior del cuerpo humano y diagnosticar fracturas. Los láseres de rayos X, capaces de emitir destellos extremadamente cortos, permiten a los científicos investigar la estructura de los átomos y moléculas, diferenciando entre distintos tipos de elementos. La creación de un láser de rayos X que proporcione pulsos brevísimos para capturar los procesos más veloces de la naturaleza es un desafío científico considerable y fascinante.
Los rayos X, al igual que las ondas de radio, microondas, luz visible y luz ultravioleta, son parte del espectro electromagnético, diferenciándose principalmente por su longitud de onda. Las ondas en el rango de rayos X tienen longitudes de onda cortas, mientras que las ondas de radio y microondas son mucho más largas. Cada tipo de onda electromagnética tiene aplicaciones específicas: los rayos X permiten a los médicos obtener imágenes del cuerpo, mientras que las microondas se utilizan para calentar alimentos.
En los últimos años, se han desarrollado láseres de electrones libres de rayos X, que en lugar de emitir luz visible, generan rayos X. Estos láseres se encuentran en grandes instalaciones donde los electrones son acelerados a lo largo de cientos de metros y, tras pasar por una serie de imanes, producen pulsos de rayos X extremadamente cortos y potentes. Estos pulsos son utilizados como una especie de fotografía instantánea para estudiar el movimiento y los cambios de átomos y moléculas en materiales o células.
