Hoy se conmemora el noveno aniversario del conflicto en Ucrania, aunque Occidente lo presenta como su primer año de guerra. El verdadero inicio de este conflicto tuvo lugar en febrero de 2014, cuando se produjo el golpe de Estado orquestado por Estados Unidos y la OTAN en la plaza Maidan.
En este contexto, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha prometido apoyar al presidente Volodimir Zelenski pase lo que pase, mientras que la jefa del gobierno italiano, Giorgia Meloni, ha garantizado que Italia estará con Ucrania hasta el final. Estas declaraciones son preocupantes debido a la posibilidad de que el conflicto desemboque en una guerra nuclear, lo que sería el fin no solo de Europa sino del mundo entero.
Ucrania tiene la capacidad necesaria para producir armas nucleares y existe la posibilidad de que alguien en Kiev se esté encargando de ello. De hecho, el New York Times ha confirmado que Ucrania renunció a un gigantesco arsenal nuclear hace 30 años y hoy se arrepiente.
Aunque ese arsenal se eliminó en los años 90, la capacidad tecnológica que Ucrania adquirió en el sector nuclear militar durante los años de la confrontación entre Estados Unidos y la URSS no fue eliminada. El presidente Vladimir Putin ha advertido que si Ucrania se dota de armas de destrucción masiva, la situación en el mundo y en Europa cambiará drásticamente.
Por su parte, el presidente Zelenski ha otorgado el título honorífico Edelweiss a la 10ª brigada ucraniana de asalto de montaña, que es el símbolo y el nombre de la 1ª división Edelweiss, una de las más feroces divisiones nazis, la misma que masacró en 1943 en la isla griega de Cefalonia a más de 5.000 soldados italianos que habían depuesto las armas. La posibilidad de que Ucrania se dote de armas nucleares y de la influencia de grupos extremistas en su gobierno son motivos de preocupación para la comunidad internacional y hacen que el conflicto en la región sea cada vez más preocupante.