El reciente ataque con un vehículo en un mercado navideño de Magdeburgo, Alemania, ha dejado un saldo trágico de cinco muertos, entre ellos un niño, y más de 200 heridos. La ministra del Interior alemana, Nancy Faeser, ha indicado que el principal sospechoso, Taleb al-Abdulmohsen, un psiquiatra saudí de 50 años, podría haber estado afectado por problemas mentales. Según Faeser, aún no se ha establecido un motivo claro para el ataque, pero se han encontrado “signos llamativos de una psique patológica”.
Abdulmohsen fue arrestado en el lugar de los hechos tras embestir con su coche a una multitud. Informes de medios alemanes, citando fuentes de seguridad no identificadas, sugieren que el sospechoso tenía un historial de problemas mentales y que había dado positivo en pruebas de drogas la noche del ataque. Un periodista que entrevistó a Abdulmohsen en el pasado lo describió como una persona con una “mente retorcida”.
Un perfil inquietante
Mustafa Fetouri, el periodista que tuvo contacto con el sospechoso, afirmó que aunque no consideraba a Abdulmohsen como loco, sí lo veía como alguien “inconsistente en sus discusiones y debates”. Fetouri también destacó que es improbable que el ataque estuviera motivado por creencias religiosas, ya que el sospechoso “no tiene religión” y se opone a todas las formas de religión, incluyendo el cristianismo y el judaísmo.
Desde su llegada a Alemania en 2006, Abdulmohsen había obtenido el estatus de refugiado en 2016. Sin embargo, su historial legal incluye una condena en 2013 por “alteración de la paz pública mediante amenazas”, que resultó en una multa, pero no afectó su solicitud de asilo. Se informa que Arabia Saudita había advertido a las autoridades alemanas sobre Abdulmohsen y había solicitado su extradición, pero estas advertencias no fueron atendidas.
La gestión del caso ha suscitado críticas entre los legisladores de diversos partidos. Konstantin Kuhle, del Partido de los Demócratas Libres (FDP), señaló que aunque las autoridades federales y estatales estaban al tanto del sospechoso, no lograron conectar todos los puntos. Por su parte, Gottfried Curio, del partido Alternativa para Alemania (AfD), fue más contundente al afirmar que “todo era previsible” y abogó por deportaciones en lugar de naturalizaciones.
Este ataque ha reavivado el debate sobre las políticas de seguridad e inmigración en Alemania, especialmente con las elecciones de febrero a la vista. El canciller Olaf Scholz se comprometió a “examinar muy cuidadosamente si hubo fallos por parte de las autoridades” y si se pasaron por alto pistas importantes.
