Una investigación realizada por la Universidad de Cambridge, en colaboración con la Universidad de Nottingham Trent, ha puesto de manifiesto preocupaciones serias sobre los sesgos en el sistema de justicia penal del Reino Unido, derivados de la estigmatización negativa de los acentos. Según los investigadores, estos estereotipos pueden impactar todas las etapas del proceso judicial, desde el arresto hasta la sentencia, afectando no solo a los sospechosos y acusados, sino también a la credibilidad de los testigos.
El estudio, publicado en Frontiers in Communication, señala que, a pesar de algunos avances en igualdad y diversidad en ciertas áreas de la vida británica, como la representación de acentos «trabajadores» y regionales en la televisión y la radio, persisten estereotipos dañinos. Alice Paver, autora principal y perteneciente al Laboratorio de Fonética de la Universidad de Cambridge, ha afirmado que «las voces juegan un papel poderoso en el sistema de justicia penal» y que «tanto los policías como los abogados y los jurados son susceptibles de juzgar las voces basándose en estereotipos, ya sean conscientes de ello o no».
Resultados del estudio
En la investigación, 180 participantes de diversas partes del Reino Unido escucharon grabaciones de diez voces masculinas con acentos regionales, incluyendo acentos de Belfast, Birmingham, Bradford, Bristol, Cardiff, Glasgow, Liverpool, Londres, Newcastle y el inglés británico estándar (SSBE, por sus siglas en inglés). Posteriormente, se les pidió que calificaran las voces en base a diez rasgos sociales, como «Educado», «Inteligente», «Rico», «Clase trabajadora», «Amigable», «Honesto», «Amable», «Confiable», «Agresivo» y «Confiado», así como en relación a diez comportamientos morales que abarcaban desde acciones positivas hasta delitos.
Los resultados revelaron que las personas con acentos no estándar son más propensas a ser asociadas con conductas delictivas, aunque existen variaciones significativas entre los acentos. Por ejemplo, el acento similar al RP fue percibido como el menos probable de comportarse de manera delictiva, mientras que los acentos de Liverpool y Bradford fueron considerados los más asociados a comportamientos criminales.
Paver destacó que «la conexión más fuerte que encontramos fue entre las percepciones de clase o estatus, rasgos negativos como la agresión y cómo las personas piensan que alguien se comportará, sobre todo en relación con el crimen». Este vínculo subraya una relación preocupante entre el estatus social y las expectativas de comportamiento en el Reino Unido.
El estudio también abordó la percepción de delitos sexuales. Los acentos de Londres y Liverpool fueron considerados los más propensos a cometer tocamientos sin consentimiento, seguidos de cerca por el acento RP. Esta conclusión desafía ciertos estereotipos tradicionales sobre los hombres de mayor estatus y los de clase trabajadora, sugiriendo un cambio en las percepciones sobre quién puede y quién no puede cometer tales delitos.
Los investigadores están trabajando en la mejora de los procedimientos de identificación de voces, elaborando nuevas directrices que se espera ayuden a los funcionarios de policía y profesionales legales a mitigar estos sesgos. Paver enfatizó que «los jurados actualmente no son informados sobre la posibilidad de que los prejuicios basados en la voz o el acento influyan en sus decisiones», lo que plantea serias interrogantes sobre la equidad en el sistema judicial.
