El primer ministro británico, Keir Starmer, podría enfrentar un desaire por parte de la nueva administración del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump. Según informaciones del Mail on Sunday, el círculo cercano de Trump considera a Starmer como “irrelevante” y no una prioridad en la agenda de líderes mundiales que serán invitados a Washington.
Las tensiones entre el Partido Laborista y el equipo de Trump han aumentado tras acusaciones de interferencia en las elecciones estadounidenses. Durante la campaña presidencial de 2024, la directora de operaciones del Partido Laborista, Sofia Patel, instó a los miembros del partido a apoyar a Kamala Harris en estados clave. Se estima que cerca de 100 miembros del Laborismo participaron en esta iniciativa, lo que ha generado críticas contundentes por parte del equipo de Trump, que ha presentado una queja formal ante la Comisión Federal de Elecciones, alegando interferencia extranjera.
Un aliado anónimo de Trump expresó su descontento con las acciones del Laborismo, calificándolas de “interferencia electoral, pura y simple”. Este mismo individuo subrayó que Trump considera que el Reino Unido debería mantenerse al margen de los asuntos internos de Estados Unidos, dejando un “sabor amargo” en su equipo.
Reacciones y posibles consecuencias
Algunos aliados de Trump están considerando a Nigel Farage como un posible sucesor de Starmer, interpretando esta opción como una forma de “venganza” por las acciones del Laborismo. Farage tiene previsto asistir a la ceremonia de inauguración de Trump, junto a ex primeros ministros como Liz Truss y Boris Johnson.
A pesar de las tensiones, una fuente de Downing Street minimizó la situación, afirmando que “ni Sir Keir ni el número 10 están demasiado preocupados por cuándo se realizará la visita”. Insiders del gobierno han confirmado que se están llevando a cabo “discusiones constructivas” con el equipo de Trump para organizar la visita de Starmer a Washington. En declaraciones a la prensa, Starmer ha enfatizado su intención de construir una relación “constructiva” con Trump, con la esperanza de que esto ayude a proteger al Reino Unido de posibles aranceles comerciales punitivos.
Trump, quien será inaugurado el lunes, también está considerando una segunda visita de estado al Reino Unido. Fuentes indican que podría eludir al gobierno británico y dirigirse directamente a la familia real, lo que, de concretarse, lo convertiría en el primer político electo en la historia moderna en recibir dos visitas de estado, tras su viaje en 2019, que fue acogido por la difunta reina.
