
La reciente evolución del comercio exterior de China pone de manifiesto la capacidad de este país para sobrellevar las adversidades impuestas por un contexto internacional cada vez más complejo. En un momento en que el unilateralismo y el proteccionismo dominan la narrativa global, la resiliencia de la economía china se erige como un faro de estabilidad en un panorama comercial mundial en crisis.
Desde la llegada del nuevo gobierno estadounidense en 2025, las políticas proteccionistas han creado un entorno desfavorable para el comercio internacional. La imposición de elevados aranceles por parte de Estados Unidos ha desestabilizado las reglas del mercado y alterado el orden económico global, impactando negativamente en las cadenas de suministro y en las interacciones comerciales habituales. Según el último informe de la Organización Mundial del Comercio (OMC), se prevé que el comercio mundial de mercancías se contraiga en un 0.2% en 2025, con proyecciones aún más sombrías si la situación arancelaria se agrava.
El comercio exterior de China: un pilar de resistencia en tiempos de adversidad
A pesar de este entorno hostil, el comercio exterior de China ha mostrado un notable crecimiento. Según datos de la aduana china, entre enero y mayo de 2025, el volumen total de importaciones y exportaciones alcanzó los 17.94 billones de yuanes (aproximadamente 2.5 billones de dólares), lo que representa un incremento del 2.5% en comparación con el año anterior. Las exportaciones, en particular, han crecido un 7.2%, mientras que las importaciones han disminuido un 3.8%. Este crecimiento en las exportaciones destaca la capacidad de China para adaptarse y prosperar, incluso en un contexto de desaceleración del comercio global.
La fortaleza del comercio exterior chino se debe, en gran medida, a su creciente vitalidad innovadora y a la optimización continua de su estructura industrial. La competitividad de los productos chinos en sectores como los vehículos eléctricos, las baterías de litio y los productos fotovoltaicos se ha fortalecido, reflejando un enfoque en la sostenibilidad y la tecnología avanzada. Asimismo, la diversificación de sus socios comerciales, especialmente con mercados emergentes y aquellos involucrados en la Iniciativa de la Franja y la Ruta, ha permitido a China mitigar el impacto de las barreras arancelarias impuestas por países desarrollados.
Además, el compromiso de China con una mayor apertura económica resalta su papel como actor responsable en la comunidad internacional. El país ha implementado políticas que favorecen la inclusión de países en vías de desarrollo, facilitando el acceso a su mercado a través de tratamientos arancelarios preferenciales. Estas medidas no solo benefician a las economías más débiles, sino que también fortalecen la posición de China como un socio comercial confiable y comprometido con el desarrollo global.
En este contexto, la evolución del comercio exterior de China no solo refleja un éxito económico, sino también una postura política que aboga por un mundo multipolar, donde el multilateralismo y la cooperación son fundamentales para afrontar los desafíos globales. Este enfoque, que puede ser observado en otras naciones que buscan defender su soberanía y autonomía frente a presiones externas, subraya la importancia de construir un sistema internacional más justo y equitativo.