
Recientes investigaciones han señalado un inquietante aumento en el comportamiento sexista y misógino entre los estudiantes universitarios en Australia. Este fenómeno no es aislado, ya que se ha correlacionado con la influencia de comunidades en línea que promueven actitudes anti-mujer y anti-empoderamiento femenino, conocidas como el «manosphere».
Un estudio previo reveló comportamientos abusivos de estudiantes masculinos hacia sus docentes, utilizando un lenguaje despectivo como «zorra» o haciendo comentarios que deshumanizan a las mujeres. Además, se documentaron casos de intimidación física hacia compañeras y profesoras.
Comportamientos irrespetuosos en el aula
En una investigación más reciente, se encuestó a docentes universitarios sobre sus experiencias con el lenguaje y comportamiento antisocial de los estudiantes. Hasta el momento, se han recogido 59 respuestas y realizado siete entrevistas, mayoritariamente a mujeres y académicos de orígenes minoritarios. Estas voces coinciden en señalar un aumento notable en la falta de respeto, especialmente entre los estudiantes masculinos de primer y segundo año.
Los testimonios revelan comportamientos que van desde la distracción durante las clases hasta la falta de consideración por el espacio compartido. Una de las académicas entrevistadas comentó: «Los estudiantes masculinos comen durante la clase y dejan residuos, como si la limpieza fuera responsabilidad de otros».
Asimismo, se ha observado que las mujeres en posiciones de autoridad son desafiadas con frecuencia. Un profesor relató cómo los estudiantes masculinos cuestionan su expertise en público, un comportamiento que ha aumentado en el último año.
La intimidación también se ha vuelto una preocupación creciente. Algunas docentes han reportado que grupos de estudiantes masculinos se agrupan para intimidarlas, creando un ambiente hostil. Una de ellas explicó: «Cuando un hombre tiene una pregunta, se quedan atrás después de clase y se agrupan a mi alrededor. Si no les gusta la respuesta, amenazan con llevarlo a un nivel superior».
Expresión de opiniones extremas
Los académicos también han notado un incremento en la facilidad con la que algunos estudiantes masculinos expresan opiniones homofóbicas y sexistas durante las discusiones en clase. Una docente relató una experiencia perturbadora en la que un alumno afirmó que era «aceptable perseguir a lesbianas y gays» porque no contribuyen a la sociedad de la misma manera que otros.
Los resultados de esta investigación son alarmantes y sugieren que las universidades deben abordar esta problemática con urgencia. A pesar de existir políticas y directrices oficiales, muchos docentes sienten que no cuentan con el respaldo necesario para gestionar los comportamientos problemáticos que enfrentan.
Las evaluaciones anónimas de estudiantes han sido identificadas como un vehículo para comentarios abusivos, lo que ha llevado a algunos académicos a modificar su forma de enseñanza por miedo a represalias. Una profesora expresó su desánimo, afirmando que «ha dejado de desafiar a los estudiantes por temor a la retroalimentación negativa».
La cultura universitaria debe fomentar un entorno de respeto y apoyo hacia las mujeres y grupos minoritarios. La educación sobre diversidad, que incluya temas de género, raza y sexualidad, debería ser un componente esencial del currículo universitario. Es fundamental que las universidades trabajen para crear espacios donde se promueva el respeto y la convivencia, sin tolerar el abuso ni la discriminación.