Cuando se nota un bulto sospechoso en las axilas, a menudo saltan las alarmas porque pueda ser algo que revista gravedad. Sin embargo, este tipo de bultos son bastante más habituales de lo que parece. El exceso de preocupación normalmente es algo desproporcionado, de modo que es importante actuar con equilibrio. No se trata de abandonarse y no prestar ninguna atención al hecho de que aparezca un bulto en la axila, pero tampoco es cuestión de acudir corriendo al oncólogo para que dictamine cuál es el avance del cáncer.
Motivos habituales por los que pueden aparecer bultos en las axilas
Más de las tres cuartas partes de los casos en los que aparecen bultos, el problema es debido a que la axila no transpira como debería. Bien por el uso de determinados desodorantes o por algún otro motivo. Pese a todo, no hay por qué alarmarse, ya que la solución es bastante simple. Dejar de utilizar ese desodorante será suficiente para que en muy poco tiempo las axilas vuelvan a su estado habitual.
El siguiente caso por el que se pueden presentar estos bultos es la forunculosis, conocida popularmente como golondrino. Se trata de algo molesto y doloroso, ya que es una infección que se produce cuando un pelo tiene un crecimiento anormal, se clava en una glándula sudorípara y se enquista. Esto hace que la zona se infecte y el sudor no pueda salir por ella. Al irse cumulando las bacterias que se expulsan habitualmente por el sudor, puede tener un tamaño bastante llamativo, además del dolor del que ya hemos hablado.
Aunque hay personas que tienen una tendencia mayor que otras a que los bultos aparezcan por esta causa, la depilación de las axilas puede causar estos enquistamientos. Por ello, es sumamente importante tener cuidado con ella y mantener una buena higiene, además de revisar de vez en cuando el estado de la piel en esta zona. Si aparecen granos en la axila, conviene vigilarlos y asegurarse de que estos desaparecen en pocas horas, ya que dependiendo del tipo de depilación pueden deberse sólo a una irritación temporal de la piel.
El tratamiento para la forunculosis dependerá del grado de inflamación, del dolor y del tiempo que haga que el bulto ha aparecido. También de si va en aumento o no. La mayoría de las veces suele eliminarse por sí solo con alguno cuidados. En otros casos puede ser necesario acudir al médico para que analice el problema y aporte una solución, que en ocasiones puede ser una crema antiséptica, un tratamiento de antibióticos o, en los casos más graves, una pequeña operación para eliminar el quiste y liberar el poro.
Al tratarse de un problema producido por el vello, además de las axilas puede ser la causa de problemas en otras partes del cuerpo en la que este tiene una mayor presencia. Por ejemplo, los abscesos en la ingle se pueden presentar por los mismos motivos por los que los golondrinos en las axilas: un problema al depilarnos. De modo que es importante hacerlo con mucho cuidado y mantener una buena higiene en aquellas zonas en las que tratamos de eliminar el vello por motivos cosméticos.
Otras causas por las que se puede tener un bulto
Otro de los problemas que se pueden presentar es la inflamación de algún ganglio linfático, que recibe el nombre clínico de linfadenitis. Estos ganglios tienen la función de luchar contra las posibles infecciones que se presenten en el cuerpo, aunque en casos de debilidad o un ataque muy virulento, se pueden hinchar. Esto da como resultado un bulto.
Si es tu caso, lo primero que hay que hacer es acudir al médico para que analice la acumulación de líquido en el bulto. Así sabrá cuál es la bacteria que causó la infección y podrá determinar el tipo de tratamiento adecuado para combatirla. Tampoco es algo por lo que haya que sentir demasiada preocupación.
En menor medida, la causa puede ser un linfoma. Una clase de cáncer que tiene unas tasas de supervivencia muy altas, ya que existen tratamientos con una gran efectividad. Hay dos tipos de linfoma, por lo que los primeros pasos consisten en determinar a cuál de los dos pertenece para aplicar el tratamiento correspondiente. Este es un caso de mayor gravedad que el resto, aunque las posibilidades de que el bulto se deba a este afortunadamente son muy escasas.
¿Cómo saber a qué se debe el bulto que ha aparecido en la axila?
Lo primero de todo cuando notamos un bulto es mantener la calma. Ya hemos dicho que las probabilidades de que se deba a algo grave son muy pocas. Por eso, si al palparnos notamos algún bulto, lo mejor es consultar a nuestro médico de cabecera. No hay que demorar la consulta, pero tampoco alarmarse y pensar en lo peor.
Algunos de los signos que pueden indicar si es un linfoma es ligera fiebre, problemas para conciliar el sueño y descansar adecuadamente, sudor excesivo por la noche sin que el calor sea la causa y una pérdida de peso de forma rápida sin hacer nada.
No obstante, ni estos síntomas definen que se trate de un linfoma, si la ausencia de ellos lo descarta. Habrá que acudir al médico y ponernos en sus manos para que haga las pruebas necesarias. Aunque en la mayoría de casos seguro que se deberá a un vello enquistado.
A la hora de prevenir posibles problemas de salud, la observación es siempre la mejor herramienta. Lo ideal es hacer revisiones regulares de partes del cuerpo como las axilas, que nos indican si todo en nuestro organismo funciona del modo adecuado o si necesitamos prestar mayor atención por la aparición de signos visibles. No hay que esperar a que algo nos duela para ir al médico, pero tampoco salir corriendo cuanto vemos un pequeño grano. El equilibrio es la clave en estos asuntos.