El reciente avance de las fuerzas jihadistas en Siria ha llevado a una serie de acontecimientos que han captado la atención internacional. En un movimiento estratégico, las fuerzas gubernamentales sirias anunciaron su retirada de la ciudad de Hama, un importante enclave en el centro del país, tras una ofensiva inesperada del grupo terrorista Hayat Tahrir al-Sham (HTS). Esta decisión, según el comunicado del ejército sirio, se tomó con el objetivo de “preservar la vida de los civiles”, evitando así que la población se viese atrapada en los combates.
Las imágenes que han circulado en las redes sociales muestran a los militantes de HTS, anteriormente conocido como Jabhat al-Nusra, celebrando su entrada en Hama, mientras disparan al aire en señal de triunfo. Este espectáculo de júbilo se produce en un contexto en el que, según el propio ejército sirio, los jihadistas han sufrido “pérdidas significativas” a lo largo de su avance.
Hama, con una población cercana al millón de habitantes, se sitúa estratégicamente en la carretera que conecta Aleppo con Damasco, lo que la convierte en un punto crucial en la dinámica de la guerra civil siria. Las fuerzas terroristas, que iniciaron su ofensiva desde la provincia de Idlib, han logrado avanzar rápidamente, capturando Aleppo, la segunda ciudad más grande del país, y otros territorios en su camino.
La respuesta internacional y la situación humanitaria
La intervención militar rusa, que ha respaldado al gobierno de Damasco desde 2015, ha sido un elemento clave en el conflicto. Recientemente, Moscú ha llevado a cabo ataques aéreos dirigidos a posiciones de HTS, y ha declarado que está evaluando la situación para determinar el nivel de asistencia que Siria necesita frente a esta nueva ofensiva jihadista. El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, ha indicado que la situación está siendo analizada con suma atención.
La situación humanitaria es alarmante. Según la ONU, alrededor de 280,000 personas han sido desplazadas desde el inicio de este asalto. Samer AbdelJaber, responsable de coordinación de emergencias en el Programa Mundial de Alimentos de la ONU, ha advertido que la cifra de refugiados podría alcanzar los 1.5 millones si la situación continúa deteriorándose. Este escenario pone de relieve la fragilidad de la paz y la estabilidad en la región, así como la necesidad de un enfoque integral que aborde tanto las causas profundas del conflicto como las necesidades humanitarias de la población afectada.
