Eduardo Andrade Bone | Actualmente en el lenguaje económico internacional se comienza a hablar efusivamente de lo que los expertos llaman la “cuarta revolución industrial”, en donde se destaca que el avance científico técnico y el dominio de la informática, influirán decisivamente en los cambios económicos a escala global y con consecuencias sociales impredecibles aún, pero cuyo efecto mayor será el crecimiento gradual del ejercito de desempleados.
Ahora recientemente en el último Foro Económico Mundial de Davos (París diciembre 2015) en alguna de las ponencias se habló de que en una primera instancia dicho avance, producirá 5 millones de nuevos desempleados. De allí que en los países más industrializados o más desarrollados, los capitales se encuentran abocados a aprovechar al máximo los avances que se produce en el ámbito científico-técnico y de la informática, y en el corto plazo a entrado de lleno en la segunda etapa de modernización de su sistema productivo, lo que significa que en el futuro inmediato el ejército de desempleado en el mundo, irá creciendo paulatinamente y de forma y trágica.
En la primera fase de la modernización de la industria manufacturera moderna, el capital trasnacional ha optado por incorporar a su sistema productivo los avances más destacados que se ha producido en el ámbito de la digitalización y la informática, lo que ha significado que una industria que antes funcionaba con 120 operarios en su jornada laboral, hoy solo necesita 35 empleados. Ello debido a que su vieja maquinaria ha quedado obsoleta y para poder competir en el mundo del mercado salvaje, tiene que optar por la técnica informática moderna, al costo de la indiferencia y el desempleo de una parte importante de sus empleados, pues hoy lo que importa desde la óptica empresarial, de la competencia y del mercado, es la alta rentabilidad que produzcan sus productos. Ahora en la industria manufacturera moderna, en donde sus productos son creados en serie, los trabajadores están abocados a realizar actividades laborales alternas y que no pueden realizar aún las maquinarias modernas, de allí que los trabajadores tienen que enfrentar trabajos aburridos y monótonos, que no requieren de una calificación adecuada, pero si que producen una serie de enfermedades corporales, productos de los trabajos rutinarios de lo que es el sistema productivo moderno.
Sin embargo el sistema capitalista mundial va por más, buscando siempre una alta rentabilidad en sus negocios, y en esta segunda fase de la producción del siglo XXI ha entrado de lleno en la producción manufacturera con robots (3D), desplazando así la mano de obra humana. Al respecto, por ejemplo la factoría trasnacional de la marca Adidas (Alemania), productora de calzado deportivo, ya esta implementado en su sistema productivo los robots, sin requerir de personal humano para ello. Según los ejecutivos de esta empresa, ellos están abocados a obtener los mayores beneficios posibles, adaptarse a los gusto de sus consumidores e implementar la llamada customización de sus productos, utilizando en la confección de las zapatillas y otros artículos el sistema de impresión en 3D, prescindiendo así de un determinado y significativo grupo laboral. Los ejecutivo alemanes de Adidas que por cierto no tienen ningún tipo de sensibilidad humana y menos social, señalan que esta opción productiva se debe fundamentalmente al encarecimiento de la producción en los países asiáticos, lo que constituye una virtual mentira, pues precisamente en los países asiáticos es en donde las trasnacionales no pagan impuestos, no pagan derechos sociales y ejercen la super explotación humana, obteniendo una mano de obra baratísima. De allí que Adidas Alemania, en la localidad de Ansbach, ha decidido dar comienzo a la producción robótica como una primera fase de su actividad productiva, lo que según ellos les permitiría llegar de forma más eficiente y rápida a sus clientes, al margen de que se ahorrarían un montón de dinero en gastos administrativos, pagos de personal, transporte, etc. La primera fábrica de este tipo utilizada por Adidas, ha dado comienzo a la primera producción de zapatillas y otros productos anexos, utilizando el nuevo sistema de impresión en 3D, y se espera que a corto plazo (2016) la producción se realice ya a gran escala. Finalmente los ejecutivos de Adidas Alemania, señalan que de tener éxito este nuevo sistema de producción (3D), posteriormente será implementado en todos aquellos lugares en donde la trasnacional tiene sus sedes más importantes.
Ahora la mayor parte de las multinacionales a escala global, se encuentra en camino de incorporar cada vez más la producción robótica en la más variada diversidad de productos, suplantando en estos nuevos sistemas la mano de obra humana. Estas son las nuevas paradojas del avance científico-técnico, con sus lados positivos y negativos y que beneficia aún más a las grandes corporaciones, obteniendo jugosas ganancias y contribuyendo a que el desempleo crezca más y más en el mundo, con todas las consecuencias sociales de lo que esto significa. El capital neoliberal gran promotor de los mercados y la competencia, generador de grandes desigualdades sociales, crecimiento progresivo del desempleo y la pobreza, no tiene la más mínima sensibilidad ante los graves problemas que padece la humanidad, y así ha quedado demostrado en Davos último en París, a esta expresión ultra del capitalismo mundial lo único que le preocupa es la obtención de altas ganancias en sus negocios, y para ello incorpora sin escrúpulos todo lo que le ofrece el avance científico-técnico, al costo de las miserias de las grandes mayorías de la humanidad.
Eduardo Andrade Bone Comunicador Social Corresponsal de Prensa