La excesiva displicencia que el estado le otorga a una crisis que dura ya demasiado tiempo, y que va camino en convertirse endémica en nuestro país, favorece el aumento de robos a pequeños comercios, viandantes y asaltos a viviendas desocupadas. Son hurtos ejercidos, en la mayoría de los casos, por personas sin experiencia en este tipo de delitos, que se ven abocados sin remedio a la sustracción de alimentos y enseres con útiles para su propia supervivencia.
El ratero de hoy no es, en su mayoría, el profesional que vive de delinquir, sino el nuevo pobre que sin otro medio para subsistir, y en muchos casos para alimentar, dar luz y cobijo a su propia familia, no tiene más remedio que realizar este tipo de acciones. Efectivamente, España, debido a su desidia política, ocupa el primer puesto a nivel europeo en este tipo de hurtos.
Son el pequeño y mediano comercio, no sólo los grandes damnificados por la crisis económica y la agresiva competencia de las grandes cadenas, sino también lo son por culpa de estos robos. Este tipo de tiendas venden al año un total de 186.900 millones de euros, mientras que las desapariciones de productos, también denominadas pérdidas desconocidas, efectuadas por clientes, trabajadores o proveedores fraudulentos, alcanzan los 2.617 millones. Esto equivale al 1,4 % de las ventas totales.
El robo de pertenecías en las vías públicas, denominado carterismo, también lo cometen personas que en poco o en nada tienen que ver con la visión del ladrón adicto a las drogas, pero en este caso están más profesionalizados y casi siempre trabajan en grupos organizados. Igualmente profesionalizados se encuentran los grupos que realizan robos y asaltos a viviendas, mientras que los carteristas fijan su mirada en un viandante, normalmente anciano o turista buscando una debilidad, los asaltantes a casas, de igual modo observan las viviendas, esperando para ver cuando queda vacía y eligiendo pacientemente el modo de entrar.
Países como Nueva Zelanda, Islandia, Japón o Austria encabezan la lista de aquellos lugares que poseen gobiernos que enriquecen a sus ciudadanos, gobernando para ellos y erradicando desde su base la aparición de ningún tipo de delincuencia, pues está demostrado que la inmensa mayoría de rateros no lo son por vocación, sino por obligación. Si los gobiernos no entrasen en el falso juego de una crisis creada por banqueros y multinacionales, el dinero seguiría los cauces de una buena y lógica distribución ciudadana, evitando que fuera amasada por unos pocos y de seguro que el número de delincuentes descendería drásticamente, como podemos comprobar en los países que hemos nombrado como ejemplo.
Modos y herramientas para protegernos de los robos
Hasta que logremos un gobierno que se preocupe por la ciudadanía y no por sillones de asesores en empresas de la energía, debemos ser nosotros mismos, los ciudadanos, los que busquemos las soluciones para evitar que nos atraquen, ya sea al ir caminado, en los negocios que regentemos o en las viviendas que habitemos.
Y aunque para cada caso de los enumerados hay consejos específicos, hay un elemento disuasorio que puede englobar a los tres casos de hurtos que hemos señalado. La instalación de cámaras de seguridad es la forma, comprobada, más eficiente de evitar cualquier asalto violento. Para colocar este tipo de cámaras, lo mejor es acudir a una empresa profesional de la calidad de Teknometric. El personal de teknometric sabrá cuál es la mejor cámara para cada caso particular, si interior o exterior y cuál su mejor ubicación.
Esta empresa cuenta con muchos años de experiencia en la seguridad de viviendas y locales comerciales o empresas, evitando cada día el robo en todas ellas. Sus grabaciones han sido utilizadas, por diversos medios televisivos, para reportar la importancia de este tipo de cámaras en la seguridad ciudadana. Así mismo, son los únicos que contemplan un aspecto fundamental, que no hacen la mayoría del resto de cámaras que hay en el mercado y que son instaladas en España, y es el de utilizar claves de acceso a las imágenes. Si una cámara no cuenta con estas medidas de seguridad, representa una seria amenaza, ya que las imágenes podrían llegar a terceros o ser utilizadas con malas intenciones.
Muchas son las acciones que se pueden tomar, en los pequeños comercios o en las viviendas para evitar el hurto, pero es un hecho que las cámaras de seguridad son eficaces para la disuasión de la delincuencia común y actos de gamberrismo. Pero no nos confundamos, no disuaden a profesionales, ni a bandas criminales en la comisión de delitos mayores. Pero como hemos visto en la primera parte de este artículo, la gran mayoría de robos y hurtos los cometen personas no profesionales, personas obligadas a delinquir que no se arriesgan y que, al ver una cámara de vigilancia, cambian inmediatamente de idea y optan por no realizar la fechoría.