Los organismos internacionales y grandes medios de comunicación de América Latina, EE.UU y Europa están hablando poco o nada de la grave crisis institucional, política y social que atraviesa Honduras desde hace una semana.
Esto choca con la gran cobertura mediática llevada a cabo en los últimos años sobre la actualidad política y social de Venezuela y vuelve a poner en evidencia la capacidad de la comunidad internacional para hacer oídos sordos a según que problemas.
Las sospechas de un más que probable fraude electoral han provocado las protestas de miles de personas en las calles del país. La respuesta del gobierno ha sido emplear la represión policial y militar causando siete muertos y llegando incluso a declarar un toque de queda en todo el país.
Asimismo, sectores de las fuerzas de seguridad se han declarado en huelga. «Nosotros no somos máquinas ni robots y no estaremos exponiéndonos a que nos maten en las calles y a reprimir al pueblo. Además, a nuestra familia nadie la está cuidando», dijo un portavoz al diario La Prensa.
El pasado domingo 26 de noviembre los hondureños asistieron a las urnas para elegir un nuevo presidente. Los principales candidatos eran el actual mandatario, Juan Orlando Hernández, y Salvador Nasralla, de la Alianza de Oposición contra la Dictadura. Este último, contaba con el respaldo del partido Libertad y Refundación (Libre) del expresidente Manuel Zelaya, derrocado por un golpe de Estado en 2009.
Durante toda la jornada se dieron a conocer denuncias de fraude. Joaquín Mayor, observador electoral argentino por la Comisión Permanente de Partidos Políticos de América Latina (Copppal) relató a Notas – Periodismo Popular que en las escuelas «había gente del Partido Nacional con listas de personas y marcaban a quien votaban».»Incluso hubo situaciones donde gente del Partido Nacional acompañaba a los votantes y les indicaba qué hacer», denunció.
Además, explicó que el sistema de votación «es muy endeble», porque en pupitre «ponen tres cartones que te tapan y es muy fácil ver que vota cada persona».
El Tribunal Supremo Electoral de Honduras habitualmente brinda resultados definitivos la misma noche del domingo o en la madrugada del lunes. Sin embargo, en esta ocasión eso no sucedió y tanto Hernández como Nasralla se proclamaron ganadores.
Diversos analistas alertaron de que el sistema de conteo se calló en tres ocasiones y en esos cortes se perdieron los datos de más de 5.000 actas de votación. Los partidos políticos que respaldan a Nasralla exigieron entonces que sean revisadas detalladamente.
A pesar de esto, el TSE rechazó la petición. El analista Vicente Prieto subrayó que este organismo «está presidido por un miembro del partido de Gobierno», lo cual desde su perspectiva «es un escándalo». «Previendo eso los partidos opositores plantearon que debía haber un miembro de su alianza en el tribunal», dijo el analista. Y si bien fue aprobado en el Congreso «tenía que ser ratificado este año y no lo hicieron porque estaban preparando un fraude», añadió.
Silencio cómplice e hipócrita de la comunidad internacional
«Las cosas que vimos nosotros, lo único que hacen es evidenciar que hubo fraude», dijo Joaquín Mayor, observador electoral internacional a la cadena internacional de noticias RT. En su opinión, «cualquiera que abogue por la transparencia no debería oponerse a revisar las actas», tal como reclamó la oposición.
Además, recordó que este no ha sido un reclamo solo de quienes apoyan a Nasralla, sino también «del Partido Liberal y sectores del Partido Nacional que se manifestaron en contra del fraude».
Para el observador internacional existe «una sensación muy fuerte» de que hay una «amplia mayoría de la gente que rechaza la elección». «Ni siquiera se trata de Salvador Nasralla, sino en contra de la reelección de Hernández», agregó.
«Es muy llamativo el silencio de ciertos organismos internacionales», que tienen «la costumbre de hacer expresiones en función de los derechos humanos y las libertades democráticas de otros países con cierta facilidad», comentó. La referencia es a la Organización de Estados Américanos (OEA), que también fiscalizó los comicios. «Acá callan ante irregularidades denunciadas y vistas por todo el mundo», aseguró.
En el mismo sentido, Vicente Prieto analizó que este es «un ejemplo muy claro de cómo los argumentos de democracia, transparencia e institucionalidad» son utilizados «por la derecha a nivel mundial, pero cuando los tienen que aplicar no lo hacen». Con este silencio «están legitimando y ocultando la represión que el Estado hondureño está ejerciendo para sostener esta situación».