Es relativamente fácil conocer bien qué ideas y proyectos reales hay detrás de cada partido personaje, personajillo o peón de brega. A grosso modo, podemos llegar a una primera aproximación y diagnóstico para sacar conclusiones políticas a todos los efectos y actuar en consecuencia desde el conocimiento de la realidad y no teniendo como guía la retórica circunstancial de cada cual para mantener la atención, la tensión y la “clientela” electoral real o potencial. Veamos qué hacen y dicen la derecha-derecha, el “centro-derecha” nominal, la izquierda moderada o autocalificada de socialdemócrata, y la autodefinida como “izquierda alternativa”, a la que la derecha hasta llama radical o comunista en su jerga anti comunista, para mejor descalificarla y que no le dispute migajas de poder.
En la derecha, la competencia en políticas económicas, sociales y modelo de sociedad entre PP, Ciudadanos, PDeCAT, y aliados o sucedáneos de esos partidos, no existe. Todos compiten por el poder con la misma filosofía y arrastran a ella sin resistencia a socios que se presentan como de centro o hasta de centro izquierda. Aceptan el sistema capitalista, incluso en su vertiente más neoliberal y anti social, no son partidarios de la empresa pública ni siquiera en los casos más evidentes de la banca o los transportes, por poner dos ejemplos, aceptan los servicios públicos esenciales, sanidad y educación básicamente, porque no les queda más remedio ya que es una conquista colectiva difícilmente reversible en lo fundamental, aunque apoyan todo tipo de “concertaciones” y externalizaciones, que es una forma de clara privatización. Y ahora que Cs. disputa el poder al PP, aclarar que no es por diferencias importantes en la política económica, Cs. es todavía más neoliberal que el PP y tiene a su favor que al no haber gobernado no ha podido demostrar si tiene tanta capacidad o no para la corrupción como aquel. PP, Cs, PDeCAT y demás gregarios son la derecha neoliberal en las políticas socioeconómicas. En las políticas internacionales, en la defensa de la OTAN, las bases y las guerras del régimen capitalista, en el ataque a procesos de emancipación social como en Venezuela y Bolivia, ya no digamos de Cuba, en el anticomunismo visceral (tanto PP como Cs y PDeCAT hacen una demagogia repugnante hablando de los millones y millones de muertos causados por éste). Son todos ellos partidarios del sionismo de Israel y se subordinan a este de una u otra forma. Finalmente, son conservadores y hasta reaccionarios en costumbres y formas de vida, salvo las excepciones naturales en cualquier colectivo humano de gente sin la cabeza podrida del todo. Son, en su conjunto, sin diferenciar por la lengua que hablan, ya que el asunto catalán les ha venido bien a unos y otros para esconder o enmascarar la miseria moral y política de sus concepciones de vida y su corrupción genética, los adversarios a derrotar y enviar a la oposición política por 100 años. Por tanto, con la derecha, mientras se mantenga en el orden constitucional, convivencia política y los acuerdos necesarios para hacer funcionar partes del aparato del Estado y normas generales incontestables al ser válidas y aceptadas por todo el mundo.
La izquierda moderada o socialdemócrata ha ido progresivamente abandonando su concepción económico social reformista frente al capitalismo, aceptando en lo fundamental los principios y valores de este, incluidos aspectos básicos del neoliberalismo, como forma de diferenciarse drásticamente del comunismo como sistema totalmente fracasado y caducado para el futuro. Consecuente con ello, aceptan que no hay vida fuera de las tesis del capital, salvo introducir pequeñas reformas de carácter social que les diferencie de la derecha. Y en ese largo proceso de desnaturalización de sus postulados históricos más sociales y colectivos abandonó la defensa de un sector empresarial público en los aspectos estructurales de la economía, la necesidad de impulsar y fortalecer el poder de decisión del movimiento obrero organizado, del cual históricamente formó parte, en lo económico y en los asuntos de interés colectivo y hasta ha ido aplicando desde el gobierno, o aceptando sin ninguna resistencia en la oposición, privatizaciones de empresas públicas y servicios que funcionaban bien y que eran un instrumento del sistema empresarial público que permitía hacer cosas importantes en el sistema económico. En relación a las políticas internacionales, a la OTAN y las bases, a la guerra y la paz, pasaron del “OTAN de entrada No”, a defender la OTAN y las bases, encabezar con ministras y generales guerras de destrucción masiva como la que se abatió sobre el pueblo libio, borrándolo del mapa como Estado, o apoyando guerras de agresión como la que todavía destruye Siria. En ello, cabe recordarlo, continuaron con la tradición belicista que asumieron la mayoría de partidos socialdemócratas en la lejana Primera Gran guerra, traicionando los acuerdos tomados por la Internacional Socialdemócrata antes de explotar ésta, negando cualquier apoyo a los presupuestos de guerra en cada país ya que representaría el enfrentamiento entre los trabajadores. A pesar de esta realidad en los asuntos más importantes que afectan a la vida de hombres y mujeres, se debe contar con el PSOE, para reconstruir una alternativa a la derecha estricta y a sus políticas, exigiendo a éste que cumpla los hasta ahora incumplidos acuerdos de rectificación política tomados hace pocos años ante la constancia imparable de su declive si continuaban con las mismas políticas conservadoras desde el gobierno o desde la oposición.
Y, finalmente, sobre la “izquierda Alternativa”, la que aún mantiene en sus programas políticos un anti capitalismo, en general más retórico o ilusorio que real, exigirle que recupere las mejores tradiciones y experiencias comunistas y socialistas de la izquierda y deje de hacer política con los peores métodos caducados del populismo y del caudillismo iluminado, frente a la necesaria organización colectiva que nunca debe perderse. Reconstruir un pensamiento, un programa y un discurso político de izquierdas, sólido, claro y con voluntad de organizarlo en la sociedad, no hecho de solemnes e inútiles “recuperaciones leninistas” verbales mientras siguen los vaivenes oportunistas, los zig zag permanentes entre una cosa y su contraria y la adopción de un lenguaje post moderno, o post verdad, de cambio improvisado de relato, para dirigirse a la sociedad, creyendo que así se engaña al respetable que debe apoyarlo y votarlo. En este sentido, en los últimos días o semanas, después del pinchazo electoral en Catalunya y de algunas reflexiones más serias y menos oportunistas que de costumbre por parte de la dirigencia de Unidos Podemos y subalternos internos, parece que ha habido un principio de corrección del análisis y de la actitud política. Esperemos que prospere para recuperar plenamente la fuerza y experiencia colectiva de tanta militancia, actualmente desorientada personalmente y como colectivo.
Un numeroso grupo de personas de orientación comunista y socialista, reunidas ya en varias ocasiones, la última el pasado 24 de febrero, ha puesto en marcha un proceso de recuperación de los objetivos, ideas y propuestas de la izquierda que no abdica de sus principios, valores y experiencias históricas, adecuándolos a las nuevas realidades. Se ha aprobado un Manifiesto, que ya circula, y unas conclusiones políticas y de organización del trabajo para elaborar un conciso documento político sobre los principales asuntos y problemas que afectan al conjunto de las sociedades de nuestro tiempo, en la perspectiva de la celebración de una amplia asamblea el próximo mes de abril. Emplazamos a todos los y las camaradas, y compañeras compañeros, a participar en la reconstrucción de una izquierda capaz de derrotar a la derecha y a las políticas de derechas y contribuir a construir en España una verdadera alternativa política desde la izquierda.