Un joven de 17 años ha incendiado la fábrica en la que trabajaba después de ser despedido por la empresa, sin cobrar su sueldo y tras haber sido explotado durante meses en Bursa (Turquía).
En el país, son explotados dos millones de niños en el mercado del trabajo infantil, de ellos un 78% trabaja de manera “clandestina” (jóvenes entre 15 y 17 años de edad, sin incluir menores de 15 años y trabajadores estacionales en algunos sectores puntuales, como es el caso de la agricultura).
Los menores son reclutados en las calles, a través de intermediarios, y los jóvenes son empleados en empresas, haciendo turnos extenuantes y con precarias condiciones de seguridad.
Al menos 7,2 millones de menores en Turquía viven en familias que atraviesan una situación de “pobreza severa” y esta situación la aprovechan las multinacionales europeas desarrollando con fuerza el sector textil, y en su producción detrás de las grandes marcas, a la mano de obra se le paga menos del salario mínimo estipulado.
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