La segunda vuelta de las elecciones presidenciales uruguayas del domingo mostró un país se dividió casi por la mitad. Aunque el líder de la coalición derechista Luis Lacalle Pou declaró la victoria, la publicación de los resultados oficiales se pospuso hasta el viernes, dejando a Uruguay en espera hasta entonces.
Con todos los votos contados, Lacalle Pou alcanzó 1.168.019 de los votos contra su oponente del Frente Amplio, Daniel Martínez, quien obtuvo 1.139.353. La escasa diferencia entre los dos candidatos es menor que el margen de error.
Ahora corresponde a los tribunales electorales validar los votos que podrían ser nulos en los próximos días y ahí es donde reside la esperanza del Frente Amplio, que ha estado en el poder desde el año 2005.
La recuperación del candidato de centroizquierda sorprendió a la mayoría de los analistas que vaticinaban una victoria silenciosa para Lacalle Pou. El líder del Partido Nacional pudo reunir otras formaciones de derecha en torno a su candidatura, como el tradicional Partido Colorado y el ultraderechista Cabildo Abierto.
Durante toda la noche, la decepción se apoderó de sus seguidores ya que los resultados mostraron el empate entre los dos candidatos. Aún así, Lacalle Pou. aseguró «estamos convencidos de que un nuevo gobierno asumirá el cargo el 1 de marzo», ante una multitud que gritaba «¡Presidente! Presidente!
El candidato del Frente Amplio celebró la recuperación de las encuestas y dijo que «lo imposible era posible». Daniel Martínez tuvo la difícil tarea de asegurar un cuarto mandato consecutivo para candidatos de izquierda en Uruguay. Además del desgaste de casi dos décadas en el poder, el Frente Amplio se vio envuelto en escándalos de corrupción que llevaron a la renuncia del Vicepresidente Raúl Sendic.
La aproximación de Lacalle Pou a la extrema derecha personificada por el general Manini Ríos, líder de Cabildo Abierto, puede haber llevado a parte del electorado moderado a votar por Martínez, según algunos analistas. Ríos y su partido defienden abiertamente posiciones homofóbicas y antifeministas y blanquean a los militares acusados de tortura durante la dictadura uruguaya (1973-1984).