El fenómeno de alimentación saludable no es novedoso, pues se viene practicando y promocionando desde hace décadas. De hecho, existen múltiples libros, artículos y programas de televisión dedicados, específicamente, al tema de la alimentación.
Con la revolución que han supuesto las nuevas tecnologías y los nuevos canales de comunicación, en especial las redes sociales y plataformas como Youtube, cada vez son más los considerados gurús que imponen ciertas tendencias y que, de un modo u otro, incrementan la preocupación social por los hábitos de vida saludables y por llevar una alimentación que sea sana y equilibrada.
En los últimos tiempos estamos asistiendo a una eclosión de tendencias en alimentación en las que adquiera mayor protagonismo de “lo verde” (verduras, vegetales y frutas), una proyección muy relevante de las dietas veganas y vegetarianas y, en resumen, de lo que se conoce como revolución verde.
La revolución verde va más allá de la alimentación e incluye aspectos como la cosmética, los remedios naturales o los hábitos de vida. Sitios como el web Spirosa ofrece recomendaciones para la ingesta de productos naturales como la vía más sostenible para ganar en salud y respetar el medio ambiente.
¿Qué se conoce como revolución verde en el ámbito de la alimentación?
La revolución verde es una nueva tendencia que se caracterizan por un estilo de vida saludable en el que se adopta una alimentación más sana y natural. Su peculiaridad más importante es que se le da mayor protagonismo a las verduras, los vegetales y las frutas.
Esta revolución verde no implica eliminar por completo la carne o el pescado de la dieta, sino reducir su ingesta en favor de alimentos de cercanía y cuya producción genere menos residuos de gases de efecto invernadero.
Este nuevo concepto de alimentación más verde aboga por los productos de la tierra y de proximidad y no aprueba los alimentos precocinados, disminuyendo al mínimo posible la presencia de aditivos, conservantes y edulcorantes.
Más allá de la dieta, esta práctica muestra una preocupación por la práctica de ejercicio físico, la eliminación de hábitos nocivos y la adopción de un estilo de vida más relajado, intentando encontrar el equilibrio interior, el sosiego y la paz pero renunciando al sedentarismo.
En este sentido, la revolución verde entronca con otros movimientos como la ecología, la producción sostenible, la igualdad social y el comercio justo.
¿Qué beneficios se asocian a estos nuevos hábitos alimenticios y de vida?
Una dieta equilibrada, compuesta en su mayoría por alimentos naturales y sanos, facilita la obtención de beneficios como una ganancia en salud en el plano físico y mental, mejora el sistema inmunológico y sirve para regular el peso. Además, este estilo de vida más activo y más conectado con el medio natural previene enfermedades importantes, incluidos accidentes cardiovasculares y algunos tipos de cánceres.
¿Significa esto que hay que dejar de lado otras prácticas alimenticias que pueden enfrentarse a la producción natural, como la agricultura intensiva o el uso de fertilizantes y conservantes? Ni mucho menos, pues estas prácticas ofrecen la posibilidad de generar producción alimentaria suficiente y no se ha demostrado en líneas generales más sana que la revolución verde alimenticia.
Comida macrobiótica, otra tendencia con muchos seguidores
La revolución verde no es la única tendencia popular en alimentación. La dieta macrobiótica, basada en la filosofía oriental y el budismo zen, tiene como objetivo alcanzar el equilibrio físico y mental aludiendo al concepto del yin y el yang.
En las filosofías orientales, el yin es lo frío y oscuro mientras que el yang es lo caliente y numeroso. Una alimentación equilibrada a través de una dieta macrobiótica es aquella en la que predominan las hortalizas, las legumbres, los cereales y fuentes proteicas como los huevos y el pescado blanco. En este tipo de alimentación se prescinde de las carnes rojas, las grasas animales, los productos lácteos, los azúcares y los alimentos refinados.
Tanto la revolución verde en alimentación como la dieta macrobiótica responden a un objetivo generalizado, el de adoptar hábitos de vida saludables en los que se prioricen alimentos de calidad y no se produzcan excesos. Y, por supuesto, que estas prácticas se combinen con actividad física periódica, un descanso placentero y momentos de ocio y relajación.