En un giro sorpresivo, el gobierno de Chad expulsó al embajador alemán Jan-Christian Gordon Krieke este fin de semana, alegando una «actitud descortés» y el incumplimiento de las costumbres diplomáticas en el país. El portavoz del gobierno, en un comunicado emitido el sábado, acusó al diplomático de violar la Convención de Viena, el derecho internacional y los principios de las relaciones diplomáticas entre países.
Aunque no se proporcionó una razón específica para la expulsión de Krieke, los medios locales han especulado que las críticas del embajador al actual gobierno chadiano podrían haber influido en la decisión. El gobierno no ha proporcionado detalles adicionales sobre los presuntos actos de Krieke.
Según informantes cercanos al gobierno, la expulsión del embajador alemán fue el resultado de una serie de comentarios emitidos por éste en los que criticaba la postergación de las elecciones tras el golpe de estado de 2021 y la decisión judicial que permite a Mahamat Idriss Deby, el actual líder del país, presentarse en las elecciones presidenciales de 2024 con altas posibilidades de ganar.
Chad es un país rico en petróleo ubicado en la región oriental del Sahel. Ha estado bajo el gobierno de una junta militar de transición liderada por el presidente respaldado por Francia, Mahamat Idriss Déby. La junta tomó el control del país tras la muerte de Idriss Déby, quien gobernó Chad por más de 30 años y fue asesinado por rebeldes en el frente de batalla.
La expulsión del embajador alemán representa un nuevo desafío para las relaciones entre Chad y la Unión Europea, que ha instado al país africano a realizar una transición democrática y pacífica hacia un gobierno civil.
El gobierno alemán aún no ha emitido una respuesta oficial a la expulsión de su embajador. La situación en Chad sigue siendo tensa y pone en evidencia las difíciles relaciones diplomáticas en la región. La comunidad internacional estará atenta a cómo evolucionan estos acontecimientos y si afectarán la estabilidad de la región del Sahel.
