Seúl ha sido testigo de una crisis política sin precedentes tras la declaración de estado de excepción por parte del presidente surcoreano Yoon Suk Yeol. En un intento por consolidar su poder en un contexto de creciente descontento social, Yoon anunció el martes por la noche la imposición de la ley marcial, una medida que no se había visto en el país en más de cuatro décadas. Su decisión sorprendió tanto a la población como a la comunidad internacional, desatando protestas masivas y un inminente proceso de impeachment en el parlamento.
La situación se tornó caótica cuando el presidente desplegó tropas y helicópteros para garantizar el control sobre la Asamblea Nacional. Sin embargo, los legisladores lograron votar en contra de la medida, obligando a Yoon a retractarse en las primeras horas del miércoles. En un discurso televisado, el mandatario se disculpó con la ciudadanía, reconociendo que su declaración de estado de excepción había generado ansiedad y malestar en la población. A pesar de las presiones para dimitir, Yoon no ofreció su renuncia, manifestando que dejaría en manos de su partido la decisión sobre su futuro político.
La oposición y algunos miembros de su propio partido, el Partido del Poder del Pueblo (PPP), han exigido su salida del poder, mientras el parlamento se prepara para votar sobre su posible destitución. La situación es crítica: el bloque opositor controla 192 de los 300 escaños en la Asamblea, y se requieren solo ocho votos de legisladores del partido de Yoon para alcanzar la mayoría necesaria para el impeachment. Si se aprueba, Yoon sería suspendido de su cargo mientras la Corte Constitucional evalúa la situación.
Las manifestaciones en contra del presidente están previstas para este sábado, con estimaciones que sugieren que miles de ciudadanos saldrán a las calles de Seúl. La policía espera que tensiones aumenten, dado que la oposición ha convocado a una movilización masiva. En medio de este clima de agitación, una encuesta reciente revela que la aprobación del presidente ha caído a un mínimo histórico del 13 por ciento.
Yoon ha afirmado que la declaración de ley marcial fue una medida desesperada para proteger a Corea del Sur de las amenazas del régimen norcoreano y otros «elementos antiestatales». Sin embargo, su intento de asentar el orden ha despertado recuerdos de épocas más oscuras de la historia de Corea del Sur, donde el autoritarismo marcó la pauta. Este escenario ha llevado a un aumento en la presión internacional, con el secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, instando a que prevalezca el proceso democrático en el país.
Las tensiones políticas en Corea del Sur están en su punto más álgido, y la respuesta del gobierno de Yoon será crucial para determinar el futuro político del país. La comunidad internacional observa con atención el desenlace de esta crisis, que podría tener repercusiones significativas en la estabilidad de la región.
