El gobierno de Estados Unidos ha implementado restricciones significativas en la exportación de herramientas y software para la fabricación de semiconductores a China. Estas medidas forman parte de una estrategia más amplia que busca debilitar la industria tecnológica de Beijing, una acción que ha suscitado preocupaciones sobre la libertad comercial y la cooperación internacional.
Medidas Unilaterales y Reacción China
El Ministerio de Comercio de China ha respondido con firmeza, prometiendo tomar “las medidas necesarias” para proteger sus intereses. Las restricciones impuestas por el Departamento de Comercio de Estados Unidos abarcan 24 tipos de equipamiento para la fabricación de chips, tres programas de software y memoria de alta capacidad. Además, 140 entidades chinas, incluidas empresas fabricantes de herramientas y fábricas de chips, han sido añadidas a una lista negra que limita su capacidad de operar en el ámbito internacional.
Desde Washington, se argumenta que los semiconductores chinos “pueden ser utilizados en la próxima generación de sistemas avanzados de armamento y en inteligencia artificial,” lo que, según el gobierno estadounidense, “supone un riesgo sustancial para la seguridad nacional.” Sin embargo, esta postura ha sido calificada como “una típica acción de coerción económica y práctica no de mercado” por un portavoz del ministerio chino, quien acusó a Estados Unidos de “abusar de medidas de control de exportaciones” y de “implementar un bullying unilateral.”
El portavoz también destacó que la “industria de semiconductores es altamente globalizada,” y que las acciones unilaterales de Estados Unidos obstaculizan el comercio libre y abierto entre las naciones. “China tomará las medidas necesarias para proteger decididamente sus derechos e intereses legítimos,” añadieron.
Este tipo de medidas no son nuevas; sucesivas administraciones estadounidenses han dirigido su atención a la industria de semiconductores de China. Durante la presidencia de Donald Trump, se prohibieron exportaciones a Semiconductor Manufacturing International Corp (SMIC), el principal fabricante de chips de China. Su sucesor, Joe Biden, ha continuado esta línea de acción, imponiendo más controles y destinando miles de millones de dólares para impulsar la producción de semiconductores en Estados Unidos.
En este contexto, la Casa Blanca también ha mantenido conversaciones con Japón, Corea del Sur y Taiwán para formalizar una alianza conocida como “Chip 4 Alliance,” que es vista por Pekín como un intento de Washington de “dominar la producción y la cadena de suministro global de semiconductores.”
A pesar de la presión ejercida, SMIC logró, hace dos años, fabricar chips que cumplen con los estándares más altos del Occidente, un hito que se logró a pesar de las restricciones impuestas por los fabricantes de herramientas de los Países Bajos y Japón, quienes no podían suministrar a SMIC sus herramientas más avanzadas. Este desarrollo subraya la resiliencia de la industria tecnológica china y su capacidad para adaptarse a un entorno global cada vez más hostil.
