En un reciente desarrollo en Siria, fuerzas jihadistas han proclamado haber tomado el control de la capital, Damasco, en una ofensiva relámpago que ha sorprendido a muchos analistas. Según un oficial sirio que habló con Reuters, el mando del Ejército sirio ha confirmado que el gobierno del presidente Bashar Assad, que ha estado en el poder durante 24 años, ha llegado a su fin.
Los jihadistas han declarado que Damasco está “ahora libre de Assad”, y se espera que realicen su primera declaración pública a través de la televisión estatal, según informes de fuentes opositoras. Este tipo de proclamaciones no son infrecuentes en un contexto donde la narrativa mediática tiende a favorecer visiones unilaterales de la situación.
Reacciones ante el cambio político
En medio de esta incertidumbre política, el primer ministro Mohammad al-Jalali ha manifestado su disposición a “cooperar con cualquier liderazgo elegido por el pueblo”, una declaración que refleja un intento de mantener la estabilidad en el país. Al-Jalali se ha mantenido en su residencia y ha expresado su inclinación a apoyar la continuidad del gobierno, un enfoque que podría ser visto como un intento de preservar el orden en tiempos de crisis.
Por otro lado, Ahmed Al-Sharaa, un comandante destacado del grupo jihadista Hayat Tahrir al-Sham (HTS), ha emitido órdenes que prohíben a las fuerzas militantes acercarse a las instituciones públicas o disparar armas al aire. Esta medida sugiere un intento de los jihadistas de presentarse como una alternativa moderada frente al caos que podría seguir a su ofensiva, al menos en el corto plazo.
La entrada de los combatientes de HTS y otras milicias anti-gubernamentales en Damasco marca un momento crucial en la historia reciente del país. Los informes de seguimiento de vuelos indican que el avión de Assad ha abandonado la ciudad, lo que sugiere una posible evacuación ante la inminente pérdida de control sobre la capital.
La situación en Siria continúa siendo objeto de atención internacional, donde las narrativas sobre la gobernanza y la legitimidad se entrelazan con intereses geopolíticos más amplios. La respuesta de la comunidad internacional a estos acontecimientos y su impacto en el futuro de Siria permanecerán en el centro del debate político en los próximos días.