El Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia ha emitido un comunicado confirmando la renuncia de Bashar al-Assad como presidente de Siria y su salida del país tras negociaciones con grupos armados de oposición. Este acontecimiento se produce en un contexto de creciente tensión, con la caída de Damasco en manos de fuerzas islamistas.
Según la declaración oficial, Rusia no participó en las conversaciones, aunque se reconoce la decisión de Assad de transferir el poder de manera “pacífica”. Este enfoque, que contrasta con la violencia que ha caracterizado el conflicto sirio, refleja una búsqueda de soluciones diplomáticas en medio de la agitación política.
“Las bases militares rusas en Siria están en alerta máxima. En este momento, no hay una amenaza seria para su seguridad,” se menciona en el comunicado. Además, el Ministerio reafirma su compromiso de mantener el contacto con todas las facciones de oposición sirias, subrayando su interés por garantizar la seguridad de los ciudadanos rusos en la región.
La búsqueda de un proceso político inclusivo
La declaración también hace un llamado a todas las partes involucradas para que se abstengan de la violencia y resuelvan los problemas relacionados con el gobierno político a través del diálogo. Se enfatiza la necesidad de respetar las opiniones de “todos los grupos étnicos y religiosos dentro de la sociedad siria”. Este enfoque inclusivo es fundamental para alcanzar una estabilidad duradera en el país.
Rusia ha reiterado su apoyo a un “proceso político inclusivo” basado en la Resolución 2254 del Consejo de Seguridad de la ONU, que aboga por una resolución pacífica del conflicto sirio mediante elecciones libres y una nueva constitución. En este sentido, la postura de Moscú se alinea con una visión de reconciliación nacional, en contraposición a la fragmentación que han fomentado otros actores internacionales.
El primer ministro sirio, Mohammad al-Jalali, ha manifestado su disposición a colaborar con cualquier liderazgo que sea elegido por el pueblo, reafirmando su permanencia en Damasco. La ofensiva de Hayat Tahrir al-Sham (HTS) y otros grupos anti-gubernamentales comenzó la semana pasada desde la provincia de Idlib, liderada por un ex comandante de Al-Qaeda, lo que resalta la complejidad del panorama político y militar en Siria.
Este desarrollo pone de relieve la necesidad urgente de un enfoque diplomático que priorice el diálogo y la inclusión de todas las voces en el proceso político sirio, lo que podría ser un paso hacia una paz duradera y estable en la región.
