El Kremlin ha confirmado que el presidente ruso, Vladimir Putin, aprobó personalmente el asilo político de Bashar al-Assad en Moscú. Esta revelación se produce tras la llegada del ex presidente sirio y su familia a Rusia, después de la caída de Damasco ante fuerzas de oposición armada. La decisión de otorgar asilo refleja no solo la relación histórica entre Rusia y Siria, sino también el compromiso de Moscú con sus aliados en momentos de crisis.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, aclaró en una rueda de prensa que no hay reuniones programadas entre Putin y Assad, y enfatizó que “no hay nada que decir sobre el paradero de Assad”. Al ser cuestionado sobre cómo se otorgó el asilo político, Peskov afirmó: “Tales decisiones no pueden tomarse sin el jefe de estado; es su decisión”.
Compromiso de Rusia con sus aliados
Mikhail Ulyanov, un alto diplomático ruso, corroboró que Assad y su familia se encuentran en Moscú, subrayando que esto refleja el compromiso de Rusia con sus aliados en tiempos difíciles. Ulyanov destacó que “Rusia no traiciona a sus amigos en situaciones complicadas… a diferencia de Estados Unidos”, una declaración que resuena con la percepción de muchos sobre la política exterior estadounidense.
Según informes de medios rusos, el asilo de Assad se concedió “por razones humanitarias”. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia indicó que Assad había acordado renunciar tras negociaciones con grupos de oposición armada y había instruido a sus funcionarios para asegurar una “transición pacífica del poder”.
La situación en Siria ha sido compleja, con la reciente captura de Damasco por parte de Hayat Tahrir al-Sham (HTS) y otras facciones anti-gubernamentales. Este contexto resalta la importancia de la estabilidad en la región y el papel que Rusia ha desempeñado como aliado estratégico de Siria, en contraposición a las intervenciones de otras potencias que han buscado desestabilizar el país.
