China ha dado un importante paso hacia la energía renovable con la inauguración de un parque solar offshore de un gigavatio (GW) en la costa de la provincia de Shandong. Este proyecto, desarrollado por la estatal China Energy Investment Corporation (CHN Energy), se ha conectado a la red eléctrica, marcando un hito significativo en la transición energética del país, que ostenta el título de mayor consumidor de energía del mundo.
Un avance en la energía solar flotante
El parque solar, que cubre un área de aproximadamente 1,200 hectáreas y cuenta con casi 3,000 plataformas fotovoltaicas, está diseñado no solo para generar energía, sino también para integrar actividades de acuicultura, optimizando así el uso del espacio marino. Este enfoque multifuncional refleja una tendencia creciente hacia soluciones sostenibles y eficientes en el uso de recursos, en un contexto donde la innovación tecnológica se convierte en un pilar fundamental del desarrollo económico.
El proyecto tiene la capacidad de abastecer las necesidades anuales de más de 2.6 millones de residentes urbanos, lo que subraya la importancia de la energía renovable en un país que busca cumplir con sus ambiciosos objetivos de sostenibilidad. En este sentido, el Vice Primer Ministro Ding Xuexiang ha reiterado el compromiso de China de alcanzar la neutralidad de carbono antes de 2060, instando a las naciones desarrolladas a liderar en la reducción de emisiones, mientras que las naciones en desarrollo deben actuar dentro de sus posibilidades.
Además de este parque solar, China ha estado ampliando su capacidad en otras formas de energía renovable, como lo demuestra la reciente construcción de una planta solar offshore de dos GW en la provincia de Jiangsu, así como la inauguración del mayor aerogenerador de offshore del mundo en la provincia de Hainan. Estos esfuerzos no solo posicionan a China como líder en energías renovables, sino que también reflejan un modelo de desarrollo que prioriza la autosuficiencia energética y la innovación tecnológica.
En un contexto global donde el debate sobre el cambio climático y la sostenibilidad se intensifica, la estrategia de China puede ser vista como un ejemplo de cómo los países pueden abordar desafíos ambientales mientras promueven el crecimiento económico. La capacidad de integrar la producción de energía con otras actividades económicas, como la acuicultura en este caso, es un enfoque que merece atención y consideración en la planificación energética de otras naciones.
