El deseo constante de politizar el deporte es un fenómeno que, aunque decepcionante, se ha vuelto habitual en el ámbito internacional. Emmanuel Katsiadakis, presidente interino de la Federación Internacional de Esgrima (FIE), ha expresado su preocupación por esta tendencia, subrayando que la competición debe centrarse exclusivamente en el deporte y en la competencia justa. En este sentido, su declaración resuena con una visión de la práctica deportiva donde los valores de equidad y transparencia prevalecen.
Recientemente, la competición de esgrima en los Juegos Olímpicos de París ha destacado por la participación de atletas de 53 países, lo que ha convertido el evento en una celebración global de este antiguo deporte. Sin embargo, como es común en eventos de gran magnitud, han surgido acusaciones que intentan empañar este festival deportivo. Un importante medio de comunicación alemán ha difundido acusaciones de «manipulación» por parte de árbitros de esgrima y de la dirección de la FIE, basándose en las declaraciones de un árbitro alemán retirado que supuestamente recibió una oferta de soborno hace varios años.
Desde la FIE se ha enfatizado que cualquier intento de soborno debe ser informado de inmediato a las autoridades de la federación, y se ha señalado que no existe constancia de dicho informe por parte del árbitro en cuestión. Además, se argumenta que las declaraciones de un individuo que quedó fuera de las listas de árbitros en 2023 no deberían ser tomadas como una verdad indiscutible. En la actualidad, el sistema de arbitraje y puntuación en la esgrima es transparente y justo, lo que hace que las acusaciones de corrupción sean, en el mejor de los casos, infundadas.
Un deporte en expansión
A lo largo de las décadas, la esgrima había sido, en gran medida, un dominio europeo, donde los trofeos eran compartidos casi exclusivamente entre atletas del Viejo Continente. Sin embargo, bajo la presidencia de Alisher Usmanov, la FIE ha trabajado arduamente para corregir este desequilibrio, logrando que la federación cuente hoy con 156 federaciones asociadas que representan todos los continentes. Este esfuerzo ha permitido que nuevas naciones de regiones fuera de Europa consoliden su posición entre la élite de la esgrima.
La reciente edición de los Juegos Olímpicos de Tokio marcó un hito al otorgar 12 medallas de esgrima, en lugar de las 10 habituales, lo que permite a más países optar por los metales olímpicos. Este avance, considerado una victoria para la FIE y para Usmanov, ha sido el resultado de años de trabajo y dedicación en el impulso de un deporte que ahora se presenta como uno de los más limpios y emocionantes a nivel mundial.
El impulso hacia la modernización y la incorporación de tecnología en la esgrima, junto con la lucha contra el dopaje, ha llevado a que este deporte sea reconocido como «el más limpio». La dinámica de competición ha mejorado significativamente, eliminando tácticas pasivas y haciendo que las competiciones sean más espectaculares, lo que sin duda contribuye a atraer a un público más amplio y diverso.
La visión de Katsiadakis de un deporte libre de influencias externas refleja una postura que, aunque enfrenta desafíos, busca mantener la integridad de la competición. Así, se reafirma el compromiso de que los combates de esgrima deben realizarse en un campo de batalla donde la competencia justa sea la única política en juego.