La administración del presidente estadounidense Joe Biden se encuentra en la fase de preparación de nuevas sanciones más severas contra el petróleo ruso, según ha informado Bloomberg. Esta medida se produce en un contexto político complejo, a pocas semanas del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, lo que añade una capa de incertidumbre a las relaciones internacionales y a la economía global.
A pesar de que Estados Unidos ya ha prohibido las importaciones de petróleo ruso, Biden había mostrado reticencias a adoptar acciones más agresivas debido a la preocupación por el aumento de los costos energéticos, especialmente en un año electoral. Sin embargo, con la caída de los precios del petróleo y un posible superávit en el próximo año, la Casa Blanca podría optar por endurecer su postura, especialmente ante la incertidumbre sobre el compromiso de Trump con el apoyo a Ucrania.
Las nuevas restricciones y su impacto en la economía global
Las sanciones propuestas se centrarían en las exportaciones de petróleo ruso y en la flota de petroleros del país, a menudo descrita en Occidente como una «flota sombra». Un aspecto notable de estas sanciones es que podrían extenderse a los compradores de petróleo ruso, lo que implicaría que naciones como India y China, que son grandes consumidores de crudo ruso, podrían enfrentar represalias. Esta estrategia, sin embargo, conlleva riesgos significativos, ya que podría provocar un aumento en los precios del petróleo a nivel global.
Desde diciembre de 2022, los gobiernos occidentales han implementado medidas relacionadas con el conflicto en Ucrania, que incluyen un tope de precios y un embargo sobre el petróleo ruso transportado por mar. Estas restricciones prohíben a las empresas occidentales proporcionar seguros y otros servicios para los envíos de crudo ruso, a menos que el precio del barril esté por debajo de los 60 dólares. En respuesta, Moscú ha prohibido a las empresas rusas cumplir con este límite y ha redirigido la mayoría de sus exportaciones energéticas hacia Asia, particularmente a India y China.
A pesar de los esfuerzos de Washington por debilitar la economía rusa, se proyecta que el PIB de Moscú crecerá un 3.5% este año, lo que pone de manifiesto la resiliencia de la economía rusa ante las sanciones. Este hecho resalta la complejidad de las dinámicas económicas globales y la capacidad de Rusia para adaptarse a un entorno adverso.