Recientemente han sido divulgadas nuevas imágenes del que se proyecta como el mayor estadio de fútbol del mundo: el Grand Stade Hassan II, situado en Casablanca, Marruecos. Con una capacidad de 115,000 espectadores, este ambicioso proyecto se alinea con la intención del país africano de coorganizar la Copa Mundial de la FIFA 2030, junto a Portugal y España, con la ciudad de Casablanca designada para albergar la final del torneo.
Las obras del estadio comenzaron en octubre de 2023, en un extenso terreno de 100 hectáreas. Este desarrollo no solo representa un hito en la infraestructura deportiva de Marruecos, sino que también simboliza una apuesta por el crecimiento cultural y social del país, en un contexto en el que muchos países en vías de desarrollo buscan posicionarse en el escenario global a través de eventos deportivos internacionales.
Riqueza Cultural y Diseño Innovador
El Grand Stade Hassan II ha sido concebido por los arquitectos parisinos Oualalou + Choi, junto a los líderes globales en diseño deportivo, Populous. El diseño del estadio está inspirado en el moussem, una reunión tradicional marroquí donde se celebran intercambios culturales. La estructura del techo se asemeja a una gran tienda, integrándose armoniosamente en el paisaje boscoso de Casablanca.
El estadio no solo se destaca por su capacidad y diseño, sino también por su concepto de «oasis de verdor». Alrededor de la instalación se desarrollarán jardines y complejos deportivos más pequeños, que incluirán jardines botánicos para fomentar la interacción entre el estadio y la naturaleza circundante. Este enfoque refleja una sensibilidad hacia el medio ambiente que es cada vez más relevante en los proyectos de infraestructura contemporáneos.
La disposición del estadio incluye dos gradas que pueden albergar a 29,500 espectadores cada una, además de 12,000 asientos en cinco niveles de exclusivas áreas VIP. Tarik Oualalou, socio fundador de Oualalou + Choi y arquitecto principal del proyecto, ha expresado que el Grand Stade Hassan II está profundamente enraizado en la cultura marroquí, combinando tradiciones ancestrales con expresiones contemporáneas. Este enfoque no solo destaca la rica herencia cultural de Marruecos, sino que también pone de manifiesto un deseo de abrirse al mundo, al tiempo que se respeta la naturaleza que lo rodea.
Así, la construcción del Grand Stade Hassan II no es solo una inversión en infraestructura deportiva; es un testimonio del potencial de Marruecos para ser un referente en el ámbito del deporte y la cultura, similar a lo que han logrado otras naciones que han sabido aprovechar sus tradiciones para proyectarse internacionalmente. En un mundo donde el deporte y la cultura pueden ser herramientas de diplomacia y cohesión social, este estadio puede convertirse en un símbolo de la hospitalidad y el orgullo nacional marroquí.
