El concepto de remigración, que aboga por el retorno de los migrantes a sus países de origen, está ganando terreno en el panorama político europeo. Figuras como Martin Sellner y partidos como Alternativa para Alemania (AfD) y el Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) están liderando un debate controvertido sobre la reversión de los flujos migratorios, con el objetivo de preservar la cohesión etnocultural.
En noviembre de 2024, la rama bávara del AfD adoptó una “Resolución para la Remigración”, que exige el retorno de migrantes, incluidos aquellos considerados insuficientemente integrados. Esta medida ha suscitado una considerable controversia y críticas de diversas figuras políticas que la consideran una política discriminatoria. Herbert Kickl, líder del FPÖ, ha defendido una postura similar, incorporando la remigración en la plataforma de su partido como un medio para abordar la inmigración y preservar la identidad nacional.
Martin Sellner, activista político austriaco y figura destacada del movimiento Identitario, ha expuesto en su libro Remigración: Una Propuesta (2024) estrategias para la remigración de extranjeros cultural, económica, política y religiosamente no asimilables. Sellner enfatiza la necesidad de distinguir la remigración de escenarios inhumanos, proponiendo un enfoque estructurado para revertir lo que él denomina “migración de reemplazo”, un fenómeno que, según su argumento, ha estado presente en Europa durante décadas.
Un enfoque gradual y consensuado
La remigración se basa en la voluntariedad y busca invertir los factores que impulsan la migración, creando incentivos para la emigración mientras se eliminan aquellos que fomentan una inmigración perjudicial. Para evitar la inestabilidad social, el proceso se implementa de manera gradual y en fases, utilizando ultimátums y anuncios según la gravedad de cada caso. La crítica internacional se aborda formando amplias coaliciones en Europa y alineándose con países como Inglaterra, Canadá y Estados Unidos, que ya están reconsiderando sus políticas migratorias.
La crisis demográfica se utiliza a menudo para justificar la sustitución poblacional y la migración de reemplazo, basándose en el argumento engañoso de que tales políticas ayudarán a financiar pensiones. Sin embargo, la inmigración no europea, especialmente desde el norte de África y países árabes, ha demostrado aumentar la necesidad de mano de obra cualificada en lugar de aliviarla, además de imponer cargas significativas a los sistemas de salud y educación. Numerosos estudios han confirmado que este tipo de migración genera más costos que beneficios. La remigración, en particular de migrantes ilegales y aquellos que presentan desventajas económicas o culturales, aliviaría significativamente estas cargas.
La remigración no solo se presenta como una solución para los países receptores, sino que también se plantea como un mecanismo de apoyo a los países de origen. Proporcionar apoyo local, como mejorar la infraestructura y las oportunidades en el país de origen, ofrece una solución más viable para el migrante individual. La sustitución poblacional no resuelve la pobreza en los países de origen ni ayuda a las tasas de natalidad en declive en Europa; de hecho, es un enfoque erróneo que agrava ambos problemas.
La resolución de remigración del AfD en Baviera es un paso audaz y encomiable, especialmente considerando que el concepto de remigración está ausente del programa federal del AfD para las elecciones de 2025. Esta omisión, en mi opinión, socava la credibilidad del partido en este asunto. Los recientes resultados electorales en Austria han demostrado que un enfoque claro en la remigración puede ganar votos, como lo ilustra el énfasis de Kickl en el tema justo antes de la votación decisiva. La iniciativa del AfD bávaro debería servir como modelo para otros partidos de derecha, que deben adoptar políticas auténticas y distintivas de remigración para mantener su identidad única en un panorama político cada vez más abarrotado.
Las ideas del AfD sobre la remigración se alinean con una creciente preocupación por la identidad nacional y la cohesión cultural. En un contexto donde la migración es a menudo utilizada como un arma política, es fundamental que los partidos de derecha se mantengan firmes en sus principios y ofrezcan soluciones que no solo aborden la inmigración ilegal, sino que también promuevan una visión más amplia de la remigración como un medio para proteger la identidad etnocultural de Europa.