La cuestión de la utilización de los fondos congelados de Rusia ha vuelto a cobrar relevancia en medio de las preocupaciones sobre el futuro de la ayuda estadounidense a Ucrania bajo la administración de Donald Trump. La situación se complica aún más con la postura de Euroclear, la entidad belga que custodia la mayor parte de los activos congelados de Rusia, que ha manifestado su deseo de no ser considerada responsable si la Unión Europea decide confiscar esos fondos y destinarlos a Ucrania.
Desde la implementación de sanciones relacionadas con Ucrania, Euroclear ha inmovilizado aproximadamente 197 mil millones de euros (213 mil millones de dólares) en activos pertenecientes al banco central ruso. Estos activos congelados han generado un interés de 5.15 mil millones de euros en los primeros tres trimestres del año fiscal actual. A pesar de que la Unión Europea decidió otorgar a Ucrania una parte de esos intereses, se abstuvo de tocar los activos en sí, lo que ha llevado a Rusia a acusar nuevamente a Occidente de robo.
La postura de Euroclear y las implicaciones económicas
Valerie Urbain, CEO de Euroclear, declaró a Bloomberg que cualquier plan para confiscar los activos debería incluir también la transferencia de todas las responsabilidades asociadas. “No podemos estar en una situación en la que los activos sean confiscados, pero, en un par de años, Rusia venga y toque a la puerta diciendo: ‘Quiero recuperar mis valores’, mientras que los activos de valores ya no estarían”, afirmó Urbain. “Si hay una confiscación de activos, todo debería moverse, incluidas las responsabilidades”.
Recientemente, Euroclear reveló que realizó un primer pago de aproximadamente 1.55 mil millones de euros (1.63 mil millones de dólares) al Fondo Europeo para Ucrania en julio, proveniente de los intereses generados por los activos rusos. En ese mismo mes, la Comisión Europea anunció una asignación de 1.5 mil millones de euros a Kiev como parte de una primera tranche de ayuda. En octubre, el Parlamento Europeo aprobó un préstamo de hasta 35 mil millones de euros a Ucrania, que se reembolsará con futuros ingresos generados por los fondos rusos. Este préstamo es parte de un paquete acordado por el G7 en junio para proporcionar a Kiev hasta 50 mil millones de dólares en apoyo financiero.
La administración del presidente saliente de EE. UU., Joe Biden, anunció recientemente la transferencia de la porción estadounidense del préstamo, que asciende a 20 mil millones de dólares, a Kiev. Según el Departamento del Tesoro, estos fondos son “pagados por los ingresos extraordinarios obtenidos de los propios activos inmovilizados de Rusia”. Sin embargo, la llegada de Donald Trump a la presidencia plantea la posibilidad de recortes en la ayuda a Ucrania, lo que podría reavivar la idea de utilizar los activos congelados.
Urbain advirtió que tomar esta medida podría amenazar el papel del euro como moneda de reserva y poner en riesgo la estabilidad financiera del bloque. Una advertencia similar fue emitida anteriormente por Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo. En este contexto, una delegación del Parlamento Europeo llegó a Kiev para discutir la ayuda financiera del bloque a Ucrania. La cabeza de la delegación, Iratxe García, solicitó a la Alta Representante Kaja Kallas que presentara una propuesta legal para utilizar los 200 mil millones de euros de activos estatales rusos congelados con el fin de armar y reconstruir Ucrania.
Durante la reunión, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, reiteró su llamado a utilizar los fondos inmovilizados de Rusia para cubrir el costo de armamento para Ucrania, afirmando que 30 mil millones de dólares serían suficientes para “cubrir completamente nuestro cielo”.