Los Juegos Olímpicos de París 2024 han presentado un avance notable hacia la igualdad de género en la programación de eventos deportivos. Tras tres semanas de competiciones, más del 52% de los eventos masculinos se han programado entre las 20:00 y las 21:00 horas, lo que indica que se ha casi alcanzado una programación equilibrada en términos de género.
A pesar de estos progresos, se ha observado que en los días de las ceremonias de apertura y clausura se han programado más eventos masculinos que femeninos. Este aspecto subraya las tensiones que aún persisten en el ámbito deportivo, donde la visibilidad y el patrocinio son cruciales para los atletas, dado que el Comité Olímpico Internacional (COI) no ofrece compensación monetaria a los olímpicos, ni siquiera a los medallistas de oro.
Desde los Juegos Olímpicos de PyeongChang 2018, el COI ha implementado cambios significativos para lograr una programación más equilibrada en cuanto al género. Además, ha establecido directrices de cobertura y tiempo de emisión para garantizar que los equipos y atletas femeninos no sean considerados como un «telonero» ni compitan en horarios desfavorables.
La búsqueda de nuevas fuentes de ingresos
A pesar de la participación de 10,500 atletas en los Juegos de 2024, la recompensa financiera para muchos de ellos sigue siendo mínima. Algunos deportistas olímpicos se ven obligados a compaginar su entrenamiento con múltiples trabajos o incluso a depender de ayudas alimentarias. Ante esta situación, un nuevo modelo financiero está tomando forma: los atletas están recurriendo a las redes sociales para generar ingresos y construir sus marcas personales a través de contenido en video que muestra sus vidas tras bambalinas.
Un claro ejemplo de este fenómeno es la velocista alemana Alica Schmidt, quien ganó popularidad durante los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y actualmente cuenta con más de cinco millones de seguidores en las redes sociales, lo que le ha permitido establecer asociaciones con marcas como Puma y Hugo Boss. A pesar de que algunos países de la Unión Europea, como Francia, han incrementado las recompensas olímpicas, este modelo financiero emergente podría evolucionar para proporcionar un apoyo adecuado a los atletas, tanto dentro como fuera del campo de competición.